Josep Bou - Tribuna Abierta

¿Unidad?

Cuando se está más pendiente de carreras políticas, de salarios o de cargos, la generosidad se pierde por el camino

Una manifestación independentista en Barcelona Adrián Quiroga

Josep Bou

El tiempo pasa y seguimos hablando de la unidad del constitucionalismo como la forma más eficaz para deponer al separatismo y poner fin a un largo periodo de decadencia en las instituciones catalanas. Una unidad necesaria para empezar a gobernar para todos y no solo para los independentistas. Pero para conseguir la unidad hay que dar la cara, abandonar los chantajes y servir por delante de todo. Servir, evidentemente, para mejorar la vida de los ciudadanos y enterrar definitivamente el 'procés', no para servirse a uno mismo, no se vayan a confundir. Que salgan muchos más partidos divide al constitucionalismo y lo debilita. Unidad siempre, pero para qué y con qué objetivo…

Porque el mensaje de la unidad es un arma de doble hilo, ¿es una manera de sobrevivir políticamente y seguir cobrando o realmente es una herramienta al servicio de los ciudadanos? Porque en Cataluña, no nos engañemos, políticos, asociaciones, tertulianos y un largo etcétera han vivido del 'procés', de seguir girando la rueda para enquistar el problema y alargar su paso por la política. ¿Se imaginan ustedes que hoy se termina todo esto? Se quedarían la mayoría de partidos sin su gran caballo de batalla, los medios de comunicación, sin gran parte de su contenido; de hecho, cuando parecía que el conflicto estaba en horas bajas, el separatismo ha tenido que reavivar la llama con una disputa lingüística lamentable que vincula el catalán con el independentismo y el castellano, con los que no lo somos. Una lucha que solo ha conseguido dañar al catalán, el idioma de muchos catalanes que queremos una Cataluña fuerte en una España grande.

En definitiva, vamos a luchar por la unidad, pero debemos ser extremadamente empáticos, generosos y desprenderse de falsos egos e individualidades. Cuando se está más pendiente de carreras políticas, de salarios o de cargos, la generosidad se pierde por el camino. El constitucionalismo puede unirse en un gran proyecto, un paraguas consolidado que pueda unir a todo el centro-derecha y que no debe ser otro que el del Partido Popular.

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