Josep Bou - Tribuna Abierta

El populismo encarece la vivienda

Las promesas hay que cumplirlas y Colau prometió 8.800 pisos de alquiler social y a duras penas ha construido 1.000

Colau, con algunos concejales, visitando obras de pisos-contenedor el pasado invierno Inés Baucells

Josep Bou

Colau venía a salvar Barcelona de la plaga bíblica de la falta de vivienda. Venía a luchar contra los «poderosos», a construir vivienda social para todos, a bajar los precios del alquiler y a luchar contra los desahucios. Pero sorpresa: casi ocho años después, nada de eso ha sucedido. Barcelona tiene actualmente unos datos sobre vivienda muy preocupantes. Las políticas de Colau de limitar los precios del alquiler han provocado una reducción del 57% de la oferta en el último año. Y claro, sorpresa también, si hay menos pisos, el precio sube.

Otro desastre es el de la construcción de vivienda de alquiler social. Colau hizo la guerra a los promotores obligándoles a construir un 30% de vivienda de protección oficial. En la práctica, lo que ha pasado es que los promotores no construyen porque no les sale a cuenta. Pero las promesas hay que cumplirlas y Colau prometió 8.800 pisos de alquiler social y a duras penas ha construido 1.000. Para solucionarlo, compra viviendas a precios desorbitados. Es el caso, por ejemplo, de la compra de un edificio en Gracia de once viviendas de obra nueva por 10,9 millones de euros. Hagan ustedes mismos la división. El despilfarro es espeluznante.

Y por no hablar de los desahucios. En la provincia de Barcelona se producen 19 desahucios al día, la mayoría en Barcelona ciudad. Incluso en esta legislatura, tristemente hemos tenido que lamentar dos suicidios de personas que iban a ser desahuciadas. Algo falla en los protocolos y algo falla en los servicios sociales municipales. El populismo queda muy bien cuando te vistes con la camiseta de la PAH, pero cuando gobiernas tienes que hacer algo más y Colau ha sido incapaz de mejorar el problema de la vivienda en Barcelona. Y a todo esto se le tiene que sumar, lamentablemente, la permisividad y la connivencia de la alcaldesa con el movimiento okupa. Es evidente que el populismo no puede gobernar 4 años más esta ciudad.

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