Joan Carlos Valero - Letras expectativas
Al loro
«Fue gracias al cambio tecnológico, primero con la revolución industrial hace dos siglos, cuando empezamos a dar saltos de gigante»
El médico y divulgador sueco Hans Rosling alertó sobre los riesgos de una gran pandemia global antes de que en 2014 la OMS declarara que la epidemia de ébola era un grave peligro para la salud a escala internacional, «pero los especialistas no tenían el presupuesto necesario para tomar medidas», denuncia en sus memorias ‘Cómo aprendí a entender el mundo’ (Deusto 2021). Rosling dispuso de un año de vida desde que le diagnosticaron un cáncer y lo dedicó a escribir dos libros. Con el bestseller ‘Factfulness’ (Deusto, 2018) dejó constancia de su talento para iluminar con gráficos y datos la comprensión del mundo y demostró que nuestros sesgos tienden hacia el pesimismo, porque, pese a la actual pandemia, el mundo no va a peor. El gran pedagogo de la estadística muestra con datos, que son el reflejo de los hechos, que no estamos tan mal.
Mientras ‘Factfulness’ trata sobre las razones por las que la gente encuentra el desarrollo a escala global tan difícil de comprender, el libro de memorias va de cómo llega a esa conclusión. Rosling fue el primero de su familia en ir a la universidad, detestaba el comunismo y se sentía socialdemócrata. El miedo al ébola le marcó hasta el punto de posponer todos sus compromisos y ofrecer sus servicios a la batalla contra esa epidemia.
A pesar del coronavirus, guerras, migraciones masivas, cambio climático, hambre, incremento de diferencias entre ricos y pobres, falta de libertad y el resto de bombardeo de hechos negativos, Rosling demostró que desde que la humanidad inventó la agricultura, hace 10.000 años, siempre habíamos sido extremadamente pobres, con niveles de renta per cápita anual de 450 dólares. Fue gracias al cambio tecnológico, primero con la revolución industrial hace dos siglos, cuando empezamos a dar saltos de gigante, con reducciones drásticas de mortalidad infantil y aumentos exponenciales de esperanza de vida, educación y renta per cápita global. Obviamente podríamos estar mejor, pero no estamos tan mal.