Joan Carles Valero - Letras expectativas
No es gratis
«Las colas este domingo en las autopistas catalanas ya sin peajes son el efecto llamada de una falsa gratuidad»
Las colas este domingo en las autopistas catalanas ya sin peajes son el efecto llamada de una falsa gratuidad. Digo falsa porque ahora el mantenimiento y conservación de estas vías de alta capacidad lo vamos a pagar todos a través de los Presupuestos Generales del Estado. Porque no es cierto que la autopista pase a ser gratuita. Hasta ahora solo pagaban quienes la utilizaban y la concesionaria se encargaba de la seguridad, iluminación y mantenimiento. En cambio, a partir de ahora pagamos todos a través de los impuestos, también quienes no la utilicen. Incluso contribuirán los que no tengan ni permiso de conducir.
Hablar de gratuidad no ayuda a entender lo que cuestan los servicios públicos. En el resto de Europa, los conceptos de pago por uso y quien contamina, paga, están socialmente aceptados, máxime cuando se ha constatado que el cambio climático lo hemos provocado la especie humana. Además, en el caso del área metropolitana de Barcelona, se envía un mensaje contradictorio al ciudadano más allá de la emergencia climática, puesto mientras se persigue mejorar la calidad del aire con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) y se potencia el transporte público con la disuasoria extensión de las zonas azules y verdes de aparcamiento, con el levantamiento de los peajes se incentiva el uso de los vehículos privados, puesto que desde fuera de Barcelona este medio es más rápido para acceder que el transporte público y el ahorro del peaje compensa el pago del aparcamiento.
La ministra Raquel Sánchez ya ha anticipado que en el horizonte del 2024 serán los usuarios quienes deberán contribuir al mantenimiento de las ahora revertidas autopistas, siguiendo las máximas europeas. El nuevo modelo, que se extenderá territorialmente al resto de vías de gran capacidad españolas, todavía no está claro. En mi humilde opinión, hubiera sido mejor mantener las barreras con una tasa más reducida que el peaje, pero que contribuyera al mantenimiento de las vías y a la financiación del transporte público.