Joan Carles Valero - Letras expectativas
Exportación «in situ»
«Somos un país turístico pero en algunos destinos, como Barcelona, no hemos logrado poner este maná suficientemente en valor»
Somos un país turístico pero en algunos destinos, como Barcelona, no hemos logrado poner este maná suficientemente en valor. Las instituciones deben transmitir la importancia de un sector que supone más del 15 % del PIB nacional, solo superado en empleo por el sector público. Ciertamente existen unas zonas de la ciudad de saturación, pero se trata del menor de los inconvenientes, porque según los expertos de la consultora KPMG, las próximas generaciones dedicarán a ocio y turismo el 20 % de sus ingresos, lo que se traduce en una oportunidad para nuestro país, el segundo del mundo en nivel de ingresos por turismo.
Los especialistas urgen la comunión entre los sectores público y privado para desarrollar el turismo de forma ordenada y lograr reposicionarnos frente a la recuperación que están experimentando otros destinos, por ejemplo, al sur y al este del Mediterráneo. Pero también para afrontar el constante cambio al que se enfrenta el sector, que le obliga a conocer cada vez más a sus clientes y adaptar sus modelos de gestión y de venta para seguir manteniendo un crecimiento positivo en los próximos años.
La tendencia apunta una reducción de las pernoctaciones debido a un mayor número de viajes de fin de semana, gracias al abaratamiento del transporte aéreo. Con más de 80 millones de turistas en 2018, el peso del modelo sol y playa decrece. Una reducción compensada por el aumento de los destinos urbanos que mantienen a nuestro país de moda. También cambian los países emisores. Los japoneses han aumentado casi un 31 % y son los turistas con el gasto medio más alto del mundo, pero también vienen un 17,5 % más chinos, un 11,2 % más estadounidenses y más latinoamericanos, con México a la cabeza, con un crecimiento del 35,7 % y Brasil (14,2 %).
Y como las temperaturas en Europa son este verano inusualmente altas, los turistas de nuestros tradicionales países emisores optan por quedarse en casa. Hacer frente a la emergencia climática es el combate que debe librar Barcelona para mejorar el aire que respiramos y dejar de atacar el turismo, que entre otras ventajas, supone la realización de exportaciones in situ, ya que vendemos a los extranjeros gastronomía, alimentación, taxis, compras, alojamiento, etcétera, en nuestra propia ciudad, sin mediar gasto logístico, principalmente de transporte, lo que supone todo un privilegio económico.