Joan Carles Valero - LETRAS EXPECTATIVAS
Energía industrial
La Generalitat reconoce que necesitaremos 20.000 megavatios en 2030, pero parece que el Govern todavía no se ha puesto las pilas
Desde la invención de la máquina de vapor, con el carbón como fuente energética de la primera revolución industrial, la humanidad no ha cesado de incrementar su bienestar, ahora extendido a todo el planeta. El petróleo y el gas alimentó la segunda revolución de la mano del motor de combustión que todavía propulsa automóviles y aviones. La aparición de la electricidad fue decisiva para facilitar el transporte y consumo de energía. Con el final de la segunda guerra mundial llegó la nuclear, y la primera crisis del petróleo de los 70 impulsó las renovables como alternativa a la dependencia de los estados petroleros, a lo que también contribuyó el movimiento ecologista.
El desarrollo de la electrónica conformó la tercera revolución industrial, la de la sociedad de la información, y ahora llega la cuarta de la robótica, inteligencia artificial, big data... A comienzos del actual siglo, EEUU desarrolló la producción masiva de hidrógeno. En el barcelonés polígono de la Zona Franca ya se ha instalado la primera «hidrogenera» pública, lo que constituye un primer paso para introducir esta fuente energética.
La gestión de la energía en la industria ante el proceso de transición ecológica se ha debatido en una jornada organizada por el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona. Ya nadie se atreve a menospreciar la industria, después de que la pandemia subrayara la necesidad de fabricar más cerca y mejor. En Cataluña, representa el 19% del PIB, pero en materia energética vamos muy atrasados. De hecho, la Generalitat reconoce que necesitaremos 20.000 megavatios en 2030, pero parece que el Govern todavía no se ha puesto las pilas.
Representantes de BASF, AzkoNobel y O-I Glass Inc. reclaman precios energéticos más competitivos, seguridad jurídica, unidad de mercado fiscal y que se aproveche al máximo los recursos que lleguen de los fondos europeos. Aunque esas tres empresas empezaron de forma temprana su propio proceso de descarbonización, queda mucho por hacer. Por suerte, tienen suficiente energía para afrontar los retos energéticos.
