Joan Carles Valero - LETRAS EXPECTATIVAS

Comer la infancia

El cosmopolitismo barcelonés está ligado en materia literaria a Simenon y al placer «gourmand»

Joan Carles Valero

Dado que la gastronomía es uno de los vértices del virtuoso triángulo que completan el turismo y la industria agroalimentaria, mantengo un pie en el mundo «foodie», hasta el punto de ser aceptado en el club Bluefinero. Como decía George Simenon, son expertos aquellos que distinguen las pinturas falsas de las verdaderas, las obras de arte de pacotilla de las auténticas y mis colegas lo son de la cocina, que también es un arte, el más antiguo .

Robert J. Courtine, príncipe de los críticos gastronómicos y enemigo de la «novelle cuisine», escribió en 1974 el libro ahora reeditado por Vibop con una cuidada traducción al catalán de la doctora Eulàlia de Bobes, titulado «Simenon i Maigret s'entaulen. Els plaers gormands de Georges Simenon i les receptes de Madame Maigret» . Se trata de un delicioso recetario de la cocina tradicional belga y francesa, con platillos como los aquí populares «quiche lorraine», la liebre «à la royale», los crepes Suzette y la «cassoulet»… hasta completar 90 recetas.

El cosmopolitismo barcelonés está ligado en materia literaria a Georges Simenon y al placer «gourmand». Josep Pla y Manuel Vázquez Montalbán fueron dos de los más destacados lectores del escritor belga y a los que influyó, sobre todo en materia gastronómica. El detective Pepe Carvalho se antoja el alter ego del comisario Jules Maigret en una literatura en la que todo el mundo come y el hambre se asocia a la sensualidad , porque la comida es el tronco que sostiene el mundo sensible.

No extraña que tanto Pla como Simenon rechacen las cocinas que ellos denominaban exóticas, porque ambos reivindicaban la sencilla y popular : un arte empírico donde cuentan los (buenos) resultados; pero también un arte normativo, porque es necesario seguir unas reglas tradicionales dominadas por el siempre apelado y en ocasiones añorado sentido común. Xavier Pla, autor del prólogo del libro, recuerda que Simenon escribió: «la bonne cuisine, c'est le souvenir». La «simenonitis» es una enfermedad de transmisión textual y los gourmands comemos nuestra infancia.

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