Joan Carles Valero - Letras expectativas

La batalla de Cerdeña

La súbita muerte del heredero catalán de la Corona de Aragón truncó la historia, pero no la vinculación de Barcelona con la Corona y, por extensión, con los Reyes de España

Puigdemont, en Cerdeña AFP

Joan Carles Valero

LA historia del liderazgo catalán está íntimamente ligada a Cerdeña. En esa isla murió en 1409 Martín el Joven, rey de Sicilia, hijo legítimo de Martín el Humano, el último rey catalán de la Corona de Aragón. El heredero falleció tras haber derrotado la rebelión sarda en la batalla de Sanluri. Fue una hazaña bélica de la época, es decir, acompañada de una feroz y cruel aniquilación del pueblo sardo después de someterle a un férreo y largo asedio.

Dice la leyenda que los supervivientes sardos ofrecieron a Martín el Joven una doncella que lo envenenó o le contagió una enfermedad que le llevó a la muerte. Los historiadores se inclinan a pensar que el heredero legítimo de la Corona de Aragón fue víctima de las epidemias provocadas por los cuerpos en descomposición de los sardos pasados por las armas. En Sanluri conmemoran cada año su particular 11 de septiembre con la dolorosa representación de Sa Batalla, que recrea aquella dramática derrota. La súbita muerte del heredero catalán de la Corona de Aragón truncó la historia, pero no la vinculación de Barcelona con la Corona y, por extensión, con los Reyes de España.

Martín el Humano murió un año después que su hijo legítimo, y la historia nos cuenta que el polémico Compromiso de Caspe, que finalmente dio la corona a Fernando de Antequera, se produjo como consecuencia de que el Papa Benedicto XIII incumplió la promesa contraída con el difunto rey de apoyar a su nieto ilegítimo, el infante Federico de Luna, hijo natural de Martín el Joven. Pero también la oligarquía catalana tuvo su protagonismo, entonces sumida en luchas internas de los condados, cuyas tensiones territoriales y sociales se manifestaron en la venta del título de conde de Urgell para así tener un rey foráneo, desconocedor de todo y, por lo tanto, más títere para controlar y someter mejor al pueblo. Puigdemont ha recordado a los sardos de Santluri aquella sangrienta derrota que provocó el fin de la dinastía catalana.

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