Interruptus

Dice el el president Puigdemont que la cosa «va en serio». Quizá por eso, el independentismo vuelve a recurrir a la astucia de la que tanto presume. ¿Astucia? Lean ustedes deslealtad. Resulta que el Govern y el Parlament deciden impulsar el quinto punto de la RAD (Resolución Antidemocrática de Desconexión) que señala que en el plazo de treinta días debe empezar el estudio o tramitación de las leyes de la desconexión de España. A saber: Ley de transitoriedad jurídica, Ley de la seguridad social catalana y Ley de la hacienda propia catalana. Y es aquí donde aparece la «astucia» del independentismo.

Para burlar al Estado -la RAD está suspendida por el Tribunal Constitucional-, el independentismo bautiza las leyes citadas con los nombres de Ley de régimen jurídico catalán, Ley integral de protección social catalana y Ley de la administración tributaria catalana.

El ingenio soberanista no tiene límites. Continúa la elaboración de una neolengua propia del «procesismo» catalán. Al «derecho a decidir», la «consulta no refrendaria», el «proceso participativo» en «locales de participación», el «expolio fiscal», la «radicalidad democrática» o el «nos tratan como colonia», a todo ello y más, hay que añadir ahora el nombre de las tres leyes citadas. Una suerte de infantilismo político, una muestra de fraude de ley y de lenguaje, que únicamente sirve para dar una satisfacción momentánea -¡que no decaiga la fiesta!- a la militancia, provocar al Estado y dar largas a la cosa.

Por cierto, es el propio independentismo quien da largas al no constituir la comisión ni establecer una fecha determinada para la tramitación de las leyes de la desconexión. Todo este juego de manos y palabras evidencia -de forma meridiana- la ilegalidad de un «proceso» que se esconde -otra vez la astucia, dicen- todo lo que puede. ¿El proceso?

Acierta Roger Muntañola -presidente de las sectoriales de Unió y ex portavoz parlamentario del partido- cuando declara que el «proceso independentista acabará como un coitus interruptus».