Inducir una isquemia en un brazo para minimizar los daños de un infarto de miocardio
El método, que ha obtenido resultados beneficiosos en cerdos, no ha demostrado, sin embargo, eficacia en humanos. Pese a ello, los impulsores de la estrategia seguirán investigando si funciona en algún subgrupo de pacientes
Científicos del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona investigan la eficacia de un método, experimentado c0n éxito en animales, que consiste en inducir isquemia de forma artificial en alguna de las extremidades del cuerpo para reducir así el daño cardíaco.
La estrategia de inducir isquemia de forma controlada para «preparar a las células del corazón» ante los daños inminentes de un infarto de miocardio había ofrecido buenos resultados en estudios experimentales realizados con cerdos y en algún estudio clínico preliminar cuyos resultados, según apuntan fuentes de la investigación del Vall d'Hebron, «no han demostrado ser concluyentes». Sin embargo, el método no se había probado de forma determinante en humanos.
Ahora, un equipo de profesionales de Vall d’Hebron liderados por el recientemente fallecido doctor David García-Dorado , lo han experimentado en una muestra de 300 personas. Los resultados han demostrado, no obstante, que el éxito obtenido en modelos animales no se reproduce en humanos . Pese a ello, los autores del estudio no aparcan la estrategia y van a seguir experimentándola, según avanzan a ABC, «en algunos subgrupos de pacientes».
Dirigirla a un subgrupo de pacientes
«Los resultados no han confirmado a nivel global la eficacia del procedimiento. Sin embargo, queremos ver si cambiando las pautas o dirigiendo la estrategia a un perfil determinado de pacientes ésta resulta válida», explica en declaraciones a ABC el doctor Ignacio Ferreira , jefe en funciones del Servicio de Cardiología del Hospital Vall d'Hebron.
Este estudio multicéntrico, que arroja luz sobre uno de los debates científicos más relevantes en el campo de la cardiología, ha sido seleccionado como uno de los más importantes en el Congreso Europeo de Cardiología (ESC Congress 2019), que se celebra desde hoy hasta el próximo 4 de septiembre en París (Francia).
Un infarto de miocardio o ataque al corazón se produce por una obstrucción de una arteria coronaria que causa un riego sanguíneo insuficiente. Debido a esta obstrucción, las células cardíacas de la zona afectada mueren. Ante un infarto de miocardio, el objetivo de los profesionales sanitarios es reducir el daño cardíaco o tamaño del infarto, es decir, reducir el número de células cardíacas necrosadas. Actualmente la principal herramienta para lograr este objetivo es la angioplastia , que consiste en la colocación en la arteria afectada de un stent (un muelle) para abrir la arteria y facilitar el riego sanguíneo.
Células cardíacas «débiles y vulnerables»
«El problema de esta intervención es que se lleva a cabo cuando ya se ha producido bastante o mucho daño en el corazón, y la propia apertura de la arteria con la restauración del flujo sanguíneo puede causar un daño adicional al encontrarse las células cardiacas de la zona del infarto débiles y vulnerables», explica Ferreira.
Uno de los grandes retos en este campo es intervenir lo antes posible al inicio de un infarto de miocardio. En este sentido, una hipótesis que ha despertado un importante debate en la comunidad científica es si causar isquemia de forma artificial en el inicio de un infarto, antes de la apertura de la arteria con el stent, podría reducir el tamaño del infarto y mejorar el pronóstico del paciente. «En estudios experimentales se ha visto que provocar isquemias artificiales, es decir, obstruir la circulación sanguínea en determinadas zonas del organismo con un manguito similar al de los aparatos para medir la tensión arterial, normalmente comprimiendo una extremidad, prepara al corazón para el daño que va a producir el infarto. Y algún estudio preliminar en humanos había sido prometedor», señala el cardiólogo. « Es una forma de entrenar a las células del corazón para lo que se les avecina», añade el experto.
Generan un entorno bioquímico
«Estas isquemias artificiales generan un entorno bioquímico en las células cardíacas que permite que el corazón infartado se adapte mucho mejor a la reducción del riego sanguíneo y al potencial daño que se produce tras la apertura de la arteria con el stent . La clave, en estas investigaciones, era inducir la isquemia justo al inicio del infarto y antes de la apertura de la arteria coronaria con el stent», apunta Ferreira, que también es Investigador Principal del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).
De este modo, en estudios experimentales y en algún estudio clínico preliminar parecía demostrarse la hipótesis de que provocar isquemias artificiales en los primeros momentos de un infarto reduce el riesgo de daño en el corazón. Pero faltaba una investigación en seres humanos adecuadamente diseñada para probar o desmentir esta hipótesis. Ahora, tras experimentar el método en una muestra de 300 pacientes con infarto agudo de miocardio se ha rechazado la hipótesis, ampliamente debatida en los últimos años, de si causar isquemia artificialmente mejora el pronóstico en un infarto de miocardio. « Pese a las conclusiones, no descartamos que la estrategia funcione con otras pautas y en pacientes determinados . Por eso, seguiremos investigando», precisa a ABC el responsable en funciones del Servicio de Cardiología del Hospital Vall d'Hebron.
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