Impulsar más espacios verdes urbanos podría evitar hasta 43.000 muertes al año en Europa
Un estudio de ISGlobal señala las ciudades con mayor mortalidad atribuible a la falta de vegetación, entre las que destaca Gijón
Casi 43.000 muertes prematuras se podrían evitar al año en Europa si se cumplieran las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los espacios verdes en zonas urbanas . Así lo concluye una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) cuyas conclusiones se han publicado en 'The Lancet Planteary Health'.
Los investigadores del centro, que está impulsado por la Fundación «la Caixa», han elaborado un ranking de las ciudades europeas con mayor y menor mortalidad atribuible a la falta de espacios verdes a partir del estudio de más de 1.000 municipios de 31 países europeos , que confirman que «hay mucho que mejorar, tanto en Europa como en España», según destaca a ABC Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, que se encarga del estudio.
Así, en términos generales, se calcula que el 62% de la población estudiada vive en áreas con menos espacios verdes de los recomendados. A modo de ejemplo, las capitales estudiadas más críticas a nivel de espacios verdes son Atenas, Bruselas, Budapest, Copenhague o Riga y, por zonas, los investigadores señalan Grecia, Europa del Este, las repúblicas bálticas o Italia.
A nivel español, Gijón destaca por ser el cuarto municipio de más de 100.000 habitantes analizado con mayor carga de mortalidad. Se calcula que el 71% de sus vecinos viven por debajo de los niveles recomendados y que con más verde se podrían evitar 138 muertes. El ranking opuesto lo encabeza Elche, que es la ciudad con menor carga de mortalidad: un 20% de la población tiene menos verde de lo aconsejable a su alrededor y más vegetación evitaría 4 fallecimientos. En segundo lugar de la lista aparece Telde (33% y 2 muertes) y en quinto, Cartagena (51% y 10 fallecimientos).
«Mucho coche y poca zona verde»
«El problema en España es que hay ciudades muy densas, con mucho coche y asfalto y poco espacio para las zonas verdes», incide Nieuwenhuijsen, que apunta que «es importante que la gente pueda utilizar las zonas verdes y los parques en su día a día y no solo de vez en cuando o los fines de semana. Nuestro cerebro necesita el verde».
Los investigadores resaltan en que la distribución de los espacios verdes es muy desigual entre ciudades y también dentro de una misma localidad, donde la realidad cambia en función de los barrios. «Muchas veces, los espacios verdes no se encuentran cerca de donde vive la gente, de manera que no generan beneficios para la salud», añade Evelise Pereira, la primera autora del estudio.
«Hay mucho trabajo por hacer en cuanto al reverdecimiento de las ciudades», anima Nieuwenhuijsen a los gestores locales. Para reconvertir en áreas verdes las áreas urbanas, los expertos apuestan por soluciones como tejados verdes o jardines verticales , entre otras medidas. También la reubicación del tráfico y el aumento del arbolado o corredores verdes, a poder ser cerca de los domicilios.
Los investigadores ponen como ejemplo de una buena transformación el cambio en la plaza de las Glòries de Barcelona, que hasta hace unos años era un gran tambor viario y que ahora se está transformando en un gran parque verde , con un túnel subterráneo para los coches, o el proyecto impulsado en el barrio de Vauban en Friburgo (Alemania), en donde están prohibidos los coches.
Arbolado, parterres y jardines privados
Para el análisis, los impulsores del estudio se han basado en el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), que contempla todo tipo de vegetación y no solo las áreas verdes como tales. Así, arbolado de las calles, parterres o jardines de propiedades privadas, visibles a partir de imágenes de satélite, también se han tenido en cuenta. Los investigadores también contemplaron, en un segundo estudio, el porcentaje de área verde oficial, cuyos resultados no fueron tan significativos.
Las zonas verdes, lo confirman varios estudios, se asocian con un sinfín de efectos beneficiosos para la salud, desde la mortalidad prematura a la mayor esperanza de vida, menos estrés o problemas de salud mental o enfermedades cardiovasculares o mejor desarrollo cognitivo tanto en niños como en personas mayores. Por todo ello, la OMS lleva tiempo aconsejando que exista un espacio verde de al menos media hectárea a una distancia de no más de 300 metros en línea recta desde cada domicilio.