Una hija de Botín, de investigada a posible víctima de estafa tras adquirir una escultura íbera
Una operación de la Policía Nacional sobre el comercio de obras de arte expoliadas por el Dáesh en Libia llevó a la detención de dos anticuarios catalanes
Paloma y su marido demostraron su «buena fe» en la compra de la pieza y ahora son acusación particular, como perjudicados
![Paloma (i), juntio a su padre, el banquero fallecido Emilio Botín, en una imagen de 2009 /](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2022/01/26/paloma-emilio-U57181652684QCo-1248x698@abc.jpg)
Todo arrancó con la operación 'Harmakhis' en 2018, una investigación de la Policía Nacional sobre el comercio de obras expoliadas por el Dáesh en Libia, y que se saldó con la detención de dos anticuarios catalanes. A esta le siguió la imputación de Paloma Botín, hija del banquero fallecido, por la adquisición de una pieza a los mismos individuos: una escultura de una leona íbera del siglo VI antes de Cristo , que procedía del expolio de un yacimiento arqueológico entre Córdoba y Jaén. Ahora, el mismo juzgado que la investigó considera que podría haber sido estafada.
![Escultura de una leona ibera](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2022/01/26/leona-policia-nacional-U58156134782Iio-510x349@abc.jpg)
Según ha detallado 'El Periódico de Catalunya' y han confirmado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) a ABC, Botín y su marido, inicialmente investigados, han podido ser víctimas de los dos anticuarios, y es que la pareja demostró, indican desde la Fiscalía a este diario, «su buena fe» en la adquisición de la escultura, tras aportar la documentación pertinente ante el Juzgado de Instrucción 24 de Barcelona.
Tras ello, la defensa de los Botín-Gómez-Acebo solicitó el sobreseimiento de las actuaciones, y el representante del Ministerio público no se opuso. Ahora ambos se han personado como acusación particular en la causa, en calidad de perjudicados.
Expolio arqueológico
La investigación de la Policía Nacional concluyó que los dos hombres que vendieron la pieza al matrimonio -O.C.P y J.B.P., de 31 años- eran los cabecillas de una organización que vendía piezas robadas en Libia por personas vinculadas al Daesh para financiar así actividades terroristas.
De hecho, los agentes señalaron que, desde 2014, el anticuario -el otro era marchante- había tejido una red de proveedores por todo el mundo, que le permitía acceder al arte supuestamente expoliado . La investigación comenzó después de que, en 2016, la Policía detectase «irregularidades» en los expedientes de importación de algunas obras adquiridas.
Entre otras, piezas que constaban como importadas desde Asia, cuya procedencia era en realidad la región de Cirenaica, en Libia, que entre 2011 y 2016 estuvo bajo el control de Daesh.