Antonio Robles

El hecho diferencial de la España leal

Mientras Sánchez sigue untando el chupete del niño consentido Quim, Extremadura no tiene las infraestructuras mínimas

Por aquellos encuentros que la añoranza nos trae cada año por navidad, en Cataluña nos acabamos de enterar que Extremadura aún existe. La feliz constatación nos la ha traído un tren con más remiendos que un pantalón labriego.

La noticia nos ha llegado con un retraso de más de veinte años. Mientras se llevaba el AVE de Madrid al Quinto Centenario del 92, y se conectaban todas las capitales de provincia de Cataluña, en Extremadura siguen con infraestructuras del S.XIX y energía diésel.

Sólo en este año, el tren ha sufrido 298 incidencias graves, la última en plenas fiestas navideñas. Mientras Pedro Sánchez sigue untando el chupete del niño consentido Quim con azúcar presupuestaria porque berrea más, Extremadura no tiene las infraestructuras mínimas para activar su economía. Sin infraestructuras de comunicación, el desarrollo económico es una quimera. Sin igualdad de oportunidades en redes de comunicación, no hay justicia distributiva, sin apoyo del Estado a las regiones más pobres, no hay futuro para ellas. España no se rompe por ETA o los CDRs, se rompe cuando se rompe la igualdad entre españoles. Porque la España del S.XXI es el espacio del bien común, la garantía de la igualdad de oportunidades vivan donde vivan sus ciudadanos. Pero los trenes de Extremadura nos constatan que no es así.

Como no es así en Zamora. Las estadísticas demográficas de este año 2018 constatan una vez más, que su población disminuye y se empobrece. Es la provincia de toda España con menos actividad económica y más envejecida. Actualmente su noroeste ya se considera desierto demográfico y en el 2033, lo será la provincia entera. Puede que la verdadera especie en extinción a preservar no sean los lobos, sino su población.

Quizás esta estampa de Navidad de regiones pobres y ricas debería hacer reflexionar a los profesionales del lloro y la queja, y sobre todo a Pedro Sánchez. Si la lealtad a España sólo trae abandono, y el acoso contra su existencia, privilegios, quizás los diputados de tales regiones deberían apoyar o no los presupuestos en función de si apoyan sus demandas o no. Romper el redil del partido, puede que nos situase a todos en la realidad.

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