La gran mentira de Pedro Sánchez

Una vez consumada la investidura de Pedro Sánchez, gracias al apoyo de aquellos partidos cuya hoja de ruta consiste en dividir y confrontar, España se enfrenta a una legislatura débil e inestable que pende y depende de los separatistas vascos y catalanes, quienes no dudaron en afirmar en el Congreso que existen presos políticos y que la gobernabilidad del país les importa «un comino»; unas afirmaciones que Sánchez asumió con la cabeza gacha anteponiendo su ambición personal y renunciando a defender los derechos y libertades de todos los españoles.

La debilidad y la pleitesía serán la tónica de esta previsible corta legislatura. Podemos, PNV, ERC y Bildu han encontrado en el PSOE su mejor aliado pues saben que Sánchez es capaz de asumir cualquier posicionamiento para mantenerse en La Moncloa y disfrutar del Falcon.

Durante la campaña electoral, Sánchez propuso la detención de Carles Puigdemont y tipificar como delito los referéndums ilegales, pero esas promesas electorales han sido un engaño más a la ciudadanía por parte del líder socialista. Pasadas las elecciones, Sánchez ha decidido hipotecar el futuro del país hasta el punto de permitir una mesa bilateral de negociación con unos políticos ventajistas e insolidarios que han utilizado las instituciones para pretender denigrar a nuestra democracia, y cuyos objetivos pasan inexorablemente por la independencia de Cataluña.

Ante esta situación, el país deberá hacer frente al chantaje de los socios del sanchismo y defender la unión, la solidaridad y la convivencia entre españoles. El futuro de la nación es inconcebible con el apoyo de comunistas, separatistas y filoetarras. Ahora más que nunca es necesaria la moderación y el centro que representa Ciudadanos. Es imprescindible mirar al futuro y no al pasado, porque a pesar del odio esparcido por el separatismo, España es mucho más fuerte y estable que este Gobierno de retroceso de Sánchez.

Luz Guilarte es presidenta Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona