Luz Guilarte - Tribuna Abierta
Crepúsculo en la ciudad prohibida
Colau y los suyos gobiernan como los antiguos emperadores de la dinastía Qing, más propios de la época feudal y del antiguo régimen
El desgobierno municipal de Colau y el PSC con el apoyo inestimable de los partidos independentistas han convertido Barcelona en una ciudad prohibida; a los turistas, alentando políticas y actitudes 'turismofóbicas'; al ejercicio de la actividad de las Llars Compartides, siendo la única ciudad donde no está regulada tal actividad, dificultando que más de seis mil familias barcelonesas puedan llegar a final de mes; a la cultura de calidad, prohibiendo que proyectos como el Hermitage se instalen en nuestra ciudad.
Colau y los suyos gobiernan como los antiguos emperadores de la dinastía Qing, más propios de la época feudal y del antiguo régimen, rodeados de sus eunucos como en una antigua corte imperial, convenientemente subvencionados. Pero la realidad es que Barcelona se ha convertido en una ciudad prohibida con un teatro sin público, en la que los actores siguen saliendo a escena, por puro interés, y se van llevando el decorado pieza a pieza, símbolo de la degradación cada vez más evidente de nuestra ciudad. Colau en realidad, es una alcaldesa que se ha quedado sola, y mientras se vuelve cada vez más ciega, nadie de esa corte es capaz de abrirle los ojos.
Mientras tanto, Collboni y el PSC siguen sentados en el trono de la Sala de la Suprema Armonía, esperando a que el viento les sea favorable, siendo cómplices de todas las nefastas políticas implantadas en Barcelona durante todos estos años de 'colauismo'. Es el precio que tienen que pagar a cambio de tener unas buenas sillas y cargos y poder sentarse en este trono.
Se llama crepúsculo a cierto intervalo antes de la salida o después de la puesta del Sol, durante el cual el cielo se presenta iluminado. La luz se difunde en todas las direcciones por las moléculas del aire, llega al observador e ilumina todo su entorno. Esa luz es la que necesita Barcelona a partir de 2023 y conseguir abrir la puerta para que corra el aire.