Principio de realidad

Hay mucha gente partidaria de hacer listas, de ordenar sus tareas y planificar para poder conseguir sus objetivos. En todas ellas, se trata de trasladar un objetivo concreto, evaluable y, sobre todo, que se ajuste al principio de realidad (tiempo, recursos, entorno, alianzas, amenazas y límites) para que sean útiles y no como las que hacemos el 31 de diciembre o para empezar un nuevo curso, que a veces son más propias del mundo de los deseos y la ensoñación. En éste último plano se sitúa el gobierno catalán, que está en las antípodas del principio de realidad imprescindible para gobernar un país.

En ese mundo surreal de una Cataluña independiente en el que vive el gobierno catalán, los efectivos de la UME que han combatido cuerpo a cuerpo el fuego con los bomberos de la Generalitat es fruto de la ayuda «del país vecino». El mismo país al que se exigirá los recursos para hacer frente a las consecuencias del incendio. En la pesadilla de este gobierno se puede dedicar recursos de todos a seguir abriendo oficinas en el extranjero que, lejos de fomentar la inversión en Cataluña, llevan la tergiversación y la propaganda propia de una república excluyente. En su mundo imaginario, sus patriotas dirigentes dicen respetar los mandatos del pueblo mientras en la vida real no aprueban presupuestos -los últimos fueron los de 2017-, pierden votaciones e incumplen sistemáticamente los mandatos parlamentarios como el de luchar contra la mayor tasa de pobreza de los últimos 15 años en Cataluña. Esto es muy real y no entiende de ensoñaciones, es la pesadilla en la que vivimos.

La publicación de los datos de 2018 de la Encuesta de Condiciones de Vida para Cataluña mostrando que más de la mitad de los catalanes tiene dificultades para llegar a final de mes y el desgraciado incendio en la Ribera del Ebro despiertan a cualquiera que esté preocupado por el país que habita y sus gentes. No es el caso del gobierno de ERC y JpC, que siguen viviendo en la desobediencia obediente de la república inexistente.