José García Domínguez - Punto de Fuga
La gran conspiración
A ojos del ocioso cesante Mas, el universo peliculero del Doctor No y Fu Manchú semeja mucho más verosímil que la suma de los enunciados contenidos en las obras completas de Popper
Aunque solo fuera desde el punto de vista estético, las teorías conspirativas siempre resultan muy superiores a cualquier alternativa racional y cartesiana que se les enfrente. De ahí, sin duda, esa querencia por las historias e historietas conspiranoicas a la que tan proclives se suelen mostrar los políticos sometidos a algún expediente de regulación de empleo. Así, sin ir más lejos, el emérito jarrón chino que responde por Artur Mas i Gavarró, patriótica alma en pena que acaba de denunciar una arcana conjura, se supone que orquestada por el siniestro “Madrit”, cuyo artero objeto sería “destruir” el partidito ese ( no recuerdo ahora su nombre), el llamado a heredar los harapos de la difunta CDC. A ojos del ocioso cesante Mas, es evidente, el universo peliculero del Doctor No y Fu Manchú semeja mucho más verosímil que la suma de los enunciados contenidos en las obras completas de Popper.
El prejubilado Mas, qué le vamos a hacer, no se resigna a morar en un mundo cotidiano tan prosaico y vulgar como el que comparece ante nuestros engañosos sentidos. Donde los demás solo vemos molinos, el siempre alerta Mas descubre negras tramoyas catalanófobas tras las que moran desde el penúltimo epígono de “Los Protocolos de los sabios de Sion” hasta los turbios manejos de la Orden Rosacruz, la Trilateral, los Templarios, la Francmasonería, Skull and Bones, los Iluminati, el Club Bilderberg, las peñas más radicales del Rayo Vallecano y el Consejo de Administración de la Pepsi-Cola. Seguro que a nuestro Garibaldi en paro también le consta que la presunta llegada del hombre a la Luna fue un burdo montaje de la NASA; que la princesa Diana murió víctima de los servicios de espionaje británicos, el MI6; y que Elvis Presley sigue vivo y reside en una isla secreta del Caribe donde tiene por vecino de hamaca a John Lennon. Un viaje a Ítaca que acaba en la conjura de los necios. Cosas veredes, que decía el otro.