Joan Carles Valero - Letras expectativas

El fantasma de Europa

Puigdemont es un aprendiz de mago en la creación de hechos alternativos

La frase con la que Karl Marx y Friedrich Engels arrancaron en 1848 el manifiesto comunista es una de las celebérrimas de la historia. Decía que: «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo». Cuando se cumplen cien años de la Revolución de Octubre con la que se encarnó aquel fantasma en la ya extinta Unión Soviética, otro fantasma ha sustituido a la amenaza del comunismo y también recorre toda Europa: el nacionalismo. Fantasma, porque cumple uno de los requisitos básicos del mundo de los espectros: es invisible y acaba por poseer hasta a los inteligentes. Lo palpable son sus efectos, visto el desastre ocurrido en Cataluña durante el mes de octubre.

Para el catedrático de Economía Política de la UB, Antón Costas, autor del libro «El final del desconcierto: un nuevo contrato social para que España funcione» (Península), con el nacionalismo nos pasará como describe el microrrelato del escritor Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Esta fábula, que tiene la fama de ser la más corta del mundo, no por ello resulta ser un cuento simple y sencillo, como ocurre con el populismo catalán. Efectivamente, el nacionalismo y su expresión más radical del independentismo, convivirá durante muchos años entre nosotros pese a que sus partidarios son conscientes del daño que infringen a sus propias vidas y futuro.

La aplicación quirúrgica del 155 y la inminente celebración de elecciones ha aliviado a la mayoría de los ciudadanos, incluso a los nacionalistas moderados. Todos vemos el 21 de diciembre como un punto de inflexión que permita la recuperación de la normalidad de la vida pública en nuestro país. Sobre todo después de la espantada protagonizada por Carles Puigdemont en Bruselas (Bélgica).

Puigdemont es un aprendiz de mago en la creación de hechos alternativos. Afortunadamente, el mundo occidental no desconoce la realidad jurídica y política de nuestro país. A la opinión pública internacional se le puede mentir, pero dudo que alguien, salvo los nacionalistas, compre la fabulación histriónica de un fugado de la Justicia después de haber declarado unilateralmente la independencia de Cataluña.

Hay que reconocer, sin embargo, que Puigdemont pasa por ser uno de los pocos políticos que cumple lo que promete, porque prometió salir de España y lo ha hecho solo unas horas después de proclamar la república catalana. Es la encarnación del nuevo fantasma que recorre Europa.

El fantasma de Europa

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