Fandiño, un agosto en Barcelona

Fue una tarde de agosto cuando el torero Iván Fandiño debutó en la plaza Monumental de Barcelona. El 8 de agosto de 2010. Habían pasado tan solo unos días desde que el Parlamento de Cataluña aprobara la prohibición de las corridas de toros. Fue, pues, una de las primeras tardes de la dura travesía hasta el final de la temporada del año siguiente, la prórroga que los políticos concedieron a la Fiesta.

Un cartel modesto, de los llamados de agosto, de los que Balañá solía reservar para esas fechas. Acompañaron, al torero vasco, el madrileño Uceda Leal, que volvía a la arena barcelonesa tras cuatro años de ausencia, y Antonio Barrera. Una corrida del Sierro, remendada con un toro de Yerbabuena y otro de Mari Carmen Camacho, completaron la oferta, que en el resultado final no pasó de anodina. Una vuelta al ruedo dio el madrileño Uceda tras una gran estocada al primero, y una oreja le cortó Barrera a su segundo.

El debutante Fandiño apenas pudo mostrar sus cualidades ante los aficionados catalanes. Lució en momentos aislados con su primero y se desesperó ante la bronquedad del que cerró plaza.

Debut y despedida, porque Iván Fandiño, que entonces estaba arrancando con fuerza en lo que serían sus mejores temporadas, no volvió a la Monumental de Barcelona. Ni aquel año 2010 ni al siguiente, la última temporada en el coso de la Ciudad Condal. Cosas de la política, como todos los toreros, Fandiño tuvo prohibido volver a torear en tierras catalanas.

Otra tarde de agosto, un domingo día 11 de 1974, la Monumental, la de la capital catalana, como ahora el toreo, se tiñó de luto por la muerte de un torero, de un modesto pero bravo torero, al que le citó la muerte sobre la arena barcelonesa. El portugués José Falcón pagó en esta plaza el tributo de sangre que los que se visten de luces nunca han dejado de pagar por el rito del hombre frente al toro.

Fue una tarde de agosto...