Faltó ambición, y... un árbitro

Si bien es cierto que los entrenadores dicen que nunca hablan de los árbitros, como yo no lo soy sí lo haré. El árbitro del partido de ayer en La Rosaleda fue el mejor jugador del Málaga. Solo el penalti inventado en el minuto 44 de la primera parte, el penalti no marcado a favor nuestro en el 44 de la segunda, y los fuera de juegos inexistentes pitados a Felipao impidieron la victoria del Espanyol en Málaga.

A pesar de todo, es un buen resultado, nos aleja, quizás definitivamente de abajo, y nos mantiene en una dinámica positiva, cuatro jornadas sin conocer la derrota es un buen bagaje. No era un partido fácil, jugadores como Hernán o Duarte o Roco habían cruzado el charco para jugar con sus selecciones y su preparación para ayer no era, pues, la óptima.

Hemos perdido por ciclo de tarjetas a Hernán para el partido del próximo sábado, un encuentro que, con los colchoneros en plena eliminatoria de Champions contra el Barcelona -habrán jugado el martes y volverán a jugar el miércoles siguiente- hemos de saber aprovechar. A falta de siete jornadas aún no podemos respirar tranquilos matemáticamente pero el equipo muestra compromiso y capacidad de sufrimiento en el campo, esta segunda vuelta ha madurado y la progresión de algunos jugadores es importante.

Capítulo aparte merece Pau, tengo mis dudas sobre si la operación Arla, no fue en realidad un movimiento de Galca para picarlo y así hacerlo crecer en motivación. Solo de esta forma se puede justificar un fichaje que en todo caso quedará al nivel del que hizo Aguirre en su día trayéndose a Petrov.