José Rosiñol - Tribuna abierta
Entropía y oportunidad
Estamos ante una gran oportunidad, la ansiedad de un partido como CDC se da porque están en competencia directa con ERC por un espacio sociopolítico que se va empequeñeciendo
En el ecosistema mediático catalán siempre hay noticias que pasan desapercibidas. Son cosas de esta censura soft en forma de dádivas con las que arreglar las endiabladas cuentas de explotación de muchos medios de comunicación privados y que garantizan numerosos y agradecidos salarios públicos. Una de ellas ha sido la paulatina «marcha atrás» del Gran Timonel del separatismo, Artur Mas, ya no se esconde al decir que no se puede lograr la independencia con menos del 50% de las falaces, supuestas y amañadas elecciones autonómicas «plebiscitarias». Imagino que el ex president es consciente de que la locomotora independentista va de cabeza hacia un coitus interruptus político de proporciones bíblicas.
La maquinaria puesta en marcha por el nacionalismo, aquella que desde hace más de 35 años está tratando de poner las bases de un sistema sociopolítico con el que alcanzar un escenario de ruptura con el resto de España, está percibiendo que su sistema camina claramente hacia el desorden, cuya entropía se está acelerando por momentos y que las energías para retornar a cierto equilibrio son ya inexistentes. Lo cierto es que la única forma que tendría el separatismo para evitar esta inevitabilidad estructural sería parar el prusés y tratar de volver al punto en el que se decidió acelerar el plan secesionista. Naturalmente, las líneas del tiempo son inexorables, por lo que esta posibilidad sutilmente marcada por Mas y Rull no es más que otra majadería del tacticismo antropológico de los actuales próceres del soberanismo.
El 27 de septiembre ha sido una fecha clave para la historia de España. El nacionalismo salió en tromba hacia su objetivo final con todas las herramientas, recursos e instituciones puestos a trabajar por él, pero se dieron de bruces con una terca realidad: avanzaron hasta las puertas de su sueño pero se han quedado sin reservas estratégicas, el 47,8% es el máximo al que pueden aspirar y, a partir de aquí, la pesada carga de la entropía solo puede caminar en una dirección (al igual que ocurre en el País Vasco), el apoyo al relato tragicómico independentista solo puede disminuir paulatinamente. La velocidad de dicha disminución dependerá de dos factores: de la cantidad de recursos públicos que la Generalitat siga drenando de las auténticas prioridades de los catalanes y de la inteligencia con la que actúe la sociedad civil catalana no orgánica.
Estamos ante una gran oportunidad, la ansiedad de un partido como CDC se da porque están en competencia directa -y cada vez menos disimulada- con ERC por un espacio sociopolítico que se va empequeñeciendo. Esto da ventaja a una mayoría social favorable a la Unión infrarrepresentada en el Parlament, a una mayoría de catalanes que quieren garantizar, mejorar y perfeccionar el Estado de derecho, la igualdad ante la Ley y las libertades fundamentales (tanto positivas como negativas), pero dicha oportunidad hay que encararla de forma holística, con un marco geográfico y mental que abarque todo el territorio nacional e institucional. La entropía desatada por el nacionalismo y retroalimentada por la Gran Recesión puede y debe alcanzar el equilibrio en una democracia renovada, en unas instituciones reforzadas y en un nuevo relato de una España desacomplejada, una España que debería ser ejemplo para el resto de Europa, interiorizando y haciendo suyo el lema «E pluribus unum».
José Rosiñol es socio fundador de Sociedad Civil Catalana.