Crónica Negra
En las entrañas del secuestro de Olot
Jacinto Vicente, secretario judicial del caso de Maria Àngels Feliu, publica «Olot, crónica de un secuestro»
El 27 de marzo de 1994, Maria Àngels Feliu , conocida como la «Farmacéutica de Olot», fue liberada en una gasolinera en Lliçà de Vall (Vallés Oriental) tras 492 días confinada en un zulo infrahumano. 25 años después, Jacinto Vicente (Nuremberg, 1966) explica los intríngulis del secuestro más largo padecido por una persona en España sin móvil terrorista. Secretario judicial del caso, relata los hechos desde dentro bajo el título «Olot. Crónica de un secuestro» (Ediciones Del Serbal), un volumen trufado de anécdotas e interioridades del caso que le confieren su privilegiado puesto en la investigación del caso. Verdadero instigador de la reapertura del proceso, Jacinto Vicente asegura que «el lector descubrirá cómo funciona la investigación policial , la mentalidad de los investigadores y que las casualidades dan pie a la realidad». Una de estas casualidades, junto al tesón del secretario judicial, fue la que provocó que un suceso que estaba a punto de ser archivado, se reabriera y se decretara secreto de sumario.
«Antes de archivarlo quisimos llamar a la Guardia Civil para que confirmara que no había nada nuevo ni pendiente y poderlo cerrar. Pero la sorpresa llega cuando la Guardia Civil nos dice que hay una pista que no se ha querido seguir nunca porque implicaba a la Policía Local de Olot . Nos quedamos todos alucinados», desvela Vicente. «Era algo inédito para nosotros que un secretario judicial metiera las narices en unas diligencias que no fueran de su juzgado, por ello nuestras reticencias iniciales (...). Ese incordio de secretario judicial se convirtió en el elemento aglutinador del equipo que se montó sobre la marcha», explica Jesús García-Fustel , teniente coronel de la UCO en el prólogo del libro.
La reapertura del caso y la implicación de la Policía Local supuso un peaje para Jacinto Vicente, que llegó a recibir presiones y amenazas de muerte. «Estuvimos una temporada qu e íbamos con protección personal . Tanto la jueza Pilar Castillo como yo, tuvimos un par de episodios de persecución nocturna. Una persona que me seguía me hizo un gesto inequívoco con la mano, que me cortaría el cuello», recuerda. El autor quiere recalcar que «el libro rehúye absolutamente del morbo hacia Maria Àngels Feliu». « No me recreo en los aspectos más duros del secuestro sino en cómo realmente se realiza la investigación», asegura a pesar que, como reconoce García-Fustel, «algunas de las condiciones a las que estuvo sometida Feliu eran peores que las de las víctimas del holocausto, en Auschwitz».
Uno de los aspectos novedosos que aporta el libro es el presente de los secuestradores de la farmacéutica. Reveladora es la entrevista con Sebastià Comas Baroy , alias «Iñaki», que fue el carcelero de Feliu y el que finalmente la liberó. «Le localicé y me citó en el bar donde decidió liberar a Feliu tras tomarse dos whiskys... El resto me consideraban, lógicamente, su enemigo. Yo era el que los interrogaba. Todo esto lo cuento en el libro».
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