Entrampados

El tsunami victimista desatado a raíz de la filtración de las conversaciones entre el ministro del Interior en funciones y el director de la Oficina Antifraude de Cataluña ha favorecido la suma de un escaño más para el PP, que obtiene 45.000 nuevos votantes y, en la circunscripción de Barcelona, sobrepasa a Convergència en 34.000 votos. Pese a ello –el constitucionalismo ha recogido 18 escaños frente a los 17 del independentismo-, el soberanismo continúa girando sobre sí mismo en el estanque cuatribarrado de la ficción nacionalista. Si ERC y CDC tenían 17 escaños y el 32 por ciento de los votos, ahora siguen con lo mismo. Y continúan dando la vara con el referéndum, la República catalana y la España irreformable. Aquí, el irreformable es un independentismo entrampado y enredado en un “mandato democrático” que no existe. Porque, el “referéndum” del 27-S lo perdieron y, por tanto, el único mandato democrático que tienen es el de gobernar una Comunidad Autónoma. Eso –exceptuando a los iluminados y obnubilados, que los hay-, lo saben. Pero, no lo quieren ver y la ficción nacionalista –con el correspondiente engaño de la ciudadanía- ha llegado a un punto tal que hace que la rectificación sea, hoy por hoy, imposible. Por ello, insisten y persisten en la fábula –prosa y verso- del mandato, el referéndum, el proceso constituyente, la independencia y la República catalana.

Si el “proceso” sigue en fase de colapso, el gobierno está en el alero. En la noche electoral, En comú poden –vencedor en Cataluña, aunque con pérdida de 80.000 votos- evidenció el deseo de gobernar la Generalitat. Si ganara las autonómicas -¿quizá el próximo curso político?-, es posible un nuevo tripartito formado por el colauismo, ERC y la CUP. ¿Cuál de los tres osos resistiría mejor el ataque de los otros dos cuando entre en juego el llamado “derecho a decidir” o la política económica y social? El “proceso”, el gobierno de la Generalitat y el futuro político de Cataluña están entrampados. Menudo cuadro.