Enric Granados está vivo
La céntrica calle barcelonesa florece con decenas de locales pese a la pandemia
![El 4 Latas, uno de los locales en auge en Enric Granados](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/09/06/4Latashacolaboradoenelrenacimientodelacalle-kLp--1248x698@abc.jpg)
Hasta el viernes, durante más de una semana, los seguidores del Barcelona estuvieron en vilo. Messi estuvo a punto de irse. La gente no hablaba de otra cosa. La ciudad estaba asustada. Los hosteleros tenían miedo del que llamaban «efecto Manchester». Si Messi no está, la ciudad perdería mucho. ¿Será?, ¿sin él, la Rambla se acaba? Quizás no. Cuando Messi se fue de Enric Granados, la calle continuó un proceso de reactivación , que en la pandemia germinó.
El restaurante, propiedad del argentino, Bellavista del Jardín del Norte , cerró en 2018. A partir de junio de este 2020, con la reapertura de los restaurantes y sus terrazas, el barrio renació más que nunca. No tanto por locales nuevos que hayan abierto ahora, sino por otros que lo hicieron antes, como en su momento lo hicieron los Messi y sus socios, los Iglesias, cuando hace seis años tuvieron la idea de que Enric Granados tenía potencial. Sin embargo, su apuesta fue fuerte o, quizás, demasiado temprana. Y, ese gran espacio, no resultó tan fácil de llevar. Además, su enorme jardín y terraza interior nunca convenció a los vecinos, que ahora deben estar felices, o no, con la oferta boyante de su calle.
Adiós a las sucursales y bares caros y desangelados. Ahora, en la calle hay nivel, razones para desplazarse hasta allá. A los que ya estaban, los clásicos, Ponsa, La Palmera o los bocatas de jamón canario del Bágoa , se les han ido uniendo, desde hace varios años, a cuenta gotas, nuevos locales, a los que les ha costado mucho trabajo sobrevivir, pero que ahora empiezan a agradecer no haberse ido: desde el Cosmo y la heladería De la Crem , en el tramo con Diputació; pasando por el remodelado Olla de Si Chuan , el Filete Ruso o las longevas Creps ; hasta la Diagonal, con el ya extendido . Los hay que no sobrevivieron, como el Bardot, La Dama o el Miu.
A los que permanecen, hay que sumar las nuevas aperturas, desde el Vascobelo o la pizzería Bellillo , al principio de la calle; o el Flamant y Futami , subiendo un poco más. Tras la plaza de Letamendi, no hay que dejar de visitar la Fabrica del Vermutillo , con sucursales también en Cornellà (en donde lo peta) y Glòries. Es justamente este tipo de locales, de precios accesibles para los jóvenes, con onda y comida sencilla, los que hacían falta en esta calle, que se había quedado enfocada al oficinista de traje y corbata, que cada vez más va desapareciendo de nuestra ciudad (por fortuna). Pasando València, están los imprescindibles Topik y Oval , que colindantes colaboran con la buena vibra, la comida exquisita, cada uno desde su tiquet medio y oferta.
La Taquería Las Planchitas le ha puesto el sabor a la calle. Robata, que abrió hace casi cinco años, no solo tiene postres exquisitos, también tiene una parrilla que hace maravillas. El Ceraller , del otro lado de Mallorca, es un excelente sitio para cenar y probar vinos, especialmente en su terraza. El Böl , trajo lo «healthy» a esta zona de la calle, que ya lo había aprobado desde hace varios años con y Cosmo . Cal Barrera, 4 Latas y Colmado han hecho que la esquina de Provença se llene de jóvenes, que llevaban años sin pasarse por aquí. Ahora, ellos y sus padres pueden cenar o tomar unas copas con sus amigos en la misma calle. Cut Cut le ha metido caña a Autos Roselló , que no puede dormirse en sus laureles si quiere seguir cobrando los precios que cobra. La Pizzeria Fermentum , la pollería mexicana Cresta Colorada y la taberna The Chacina , han modernizado también la parte alta, que no deja de mejorar. La extensión de las terrazas ha ayudado a meterle vida al asunto.
Gracias a que los locales en el Born, el Gòtico y el Raval están directamente cerrados o desangelados, la gente de Barcelona ha decidido explorar sus propios barrios. El efecto Covid no solo se puede ver en los bares de esta calle, sino en muchos otros barrios de la ciudad, en donde las terrazas lucen llenas y los bares no dejan de trabajar, especialmente ahora que la gente ha vuelto de sus vacaciones. En la Sagrera, el Clot, Sants, Poblesec, Horta o Camp de l’Arpa, si no fuera por las mascarillas, pensaríamos que ha sido un buen año. Hay esquinas, como la de Enric Granados con Provença, que parecen las fiestas del barrio cada noche, solo faltan las guirnaldas. Aquellos vecinos que protestaron por el restaurante de Messi en su momento, quizás ahora, como hizo el Barcelona FC, le rogarían que se quedara. Messi, ¡vuelve! ¡Esto se puso bueno!
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