Josep Bou - Tribuna Abierta
Efectos maquillados
La aprobación de la ley sobre el código tributario es un paso más que profundiza en esa realidad que frena la llegada de empresas
Muchas son las alarmas que se ciernen sobre la economía catalana. Dichas alarmas solo han pasado desapercibas, en parte, debido a que el crecimiento de la economía española, y con ella la catalana, es el más importante dentro de los países de la zona Euro.
Al Gobierno catalán no parece importarle que la inversión exterior en Catalunya haya caído un 1,3% en 2016 mientras en la Comunidad de Madrid subía un 6,3%, tampoco parece inquietarle lo más mínimo que Catalunya sea la Comunidad Autónoma con el saldo negativo de empresas desde el 2012 la mayor de España, es decir la región del país de la que se van más empresas en relación a las que se instalan. A los responsables económicos de la Generalitat no les parece nada relevante que el barómetro publicado por Deloitte en la que han participado 265 empresas, 3 de cada 4 ejecutivos, el 74%, cree que el secesionismo impulsado desde el Gobierno Nacionalista de la Generalitat de CAT es perjudicial para la economía española.
Que las tres grandes agencias de calificación Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s, esta última hace pocos días haya rebajado la calificación crediticia de Catalunya por la falta de confianza que genera su situación de inseguridad jurídica e inestabilidad política de BB- a B+ igualándolo con Naciones como Albania, Nigeria, Ruanda o por debajo de la Bangla Desh, el país con más huelgas del planeta y con una de las rentas per cápita más bajas de la Tierra. Cuando la Cámara de Comercio norteamericana en España ha puesto la alerta al decir que inversiones americanas piden cláusulas de protección frente a la incertidumbre política en Catalunya, o se firman contratos con cláusulas de escape en caso de vuelco jurídico en Catalunya, desde la Generalitat se suele responder, de forma cuanto menos chocante, que dicha afirmación es el resultado de una conspiración de Madrid contra el anhelo imparable de Catalunya de separarse de España.
Si todo es irrelevante para los responsables económicos de la Generalitat, imagínense ustedes lo difícil que puede ser para ellos llegar a la conclusión obvia para el resto de los mortales que los datos de menor crecimiento de la economía catalana de lo que potencialmente podrían ser se deben a las inquietudes y dudas que los empresarios e inversores tienen sobre el futuro de Catalunya y su estabilidad política y social.
La aprobación la semana pasada, por una mayoría del Parlament golpista, de la primera de las leyes de desconexión, la que tiene que ver con la creación del código tributario, base futura de la Ley de la Hacienda Catalana Independiente y que tiene por objetivo recaudar de la empresas, con sede social en Catalunya, las cuotas de la S. Social, retenciones de I.R.P.F, I.V.A, I.S y el resto de tributos de empresa o personales que se paguen en la cuenta de la Conselleria de Junqueras es un paso más, que por irrealizable e imposible que sea, profundiza en esa inestabilidad que frena la llegada de empresas, incrementa la alarma que implica la inclusión de cláusulas de protección de la inversión y retrae la inversión exterior que impide crear empleo.
Catalunya sufre en su conjunto una situación de inseguridad que crea preocupación y falta de confianza en los mercados exteriores y en las empresas instaladas en ella. Se está a la expectativa por la confianza que se tiene en el Gobierno de España que la Ley no se vulnere. En necesario revertir la situación, de lo contrario la fuga de empresas se convertiría en un éxodo y la desinversión seria masiva, y eso llevaría a Catalunya a una situación nada deseable que acabaría perjudicando al crecimiento y el empleo, por ello Empresaris de Catalunya con el máximo sentido de responsabilidad vamos a desobedecer cualquier requerimiento que pueda realizarse desde la futura Hacienda catalana, como Ley de desconexión, y seguiremos autoliquidando nuestro impuestos de la forma que veníamos haciendo, porque la Ley nos obliga y porque creemos que es lo mejor y lo que más nos conviene a los españoles.
Grandes economistas catalanes, como Joaquín Trigo Pórtela, han trabajado en el pasado sobre los efectos de la hiperregulación en el freno de la economía. Ahora ha llegado el momento de denunciar como la mezcla de hiperregulación, inestabilidad y exceso de tributación, en Catalunya, tanto los empresarios como el conjunto de la población solo se está sobrellevando gracias a que el crecimiento económico por encima del 3% del PIB enmascara sus efectos.
JOSEP BOU PRESIDENTEDE
EMPRESARIS DE CATALUNYA