El drama de los argentinos varados en Barcelona
A los problemas económicos que genera el hecho de no poder volver a su país se suman, en algunos casos, otros vinculados a la salud
«No sé cuándo volveré a casa». Esta frase es pronunciada a diario por miles de argentinos en todo el mundo que se ven impedidos de regresar a su hogar. ¿El motivo? La reciente decisión del Gobierno local que, semanas atrás, cerró sus fronteras debido al incremento de contagios de Covid-19. Muchos de ellos se encuentran en Barcelona, a la espera de que algún vuelo los lleve finalmente a su país.
El escenario no es muy optimista: las cancelaciones de vuelos -en algunos casos, de un día para el otro- se han vuelto moneda corriente en estos días. Mientras tanto, un gran número de personas aguarda con desesperación el reencuentro con los suyos. Si bien no hay cifras oficiales, se estima que en la actualidad hay más de 40.000 argentinos varados en distintos puntos del planeta.
Sálvese quien pueda
Por la devaluación del peso argentino, el viaje a Europa tiene un costo elevado para los ciudadanos andinos y tener que quedarse unas semanas de más en el Viejo Continente resulta un verdadero desafío para el bolsillo. «Vine a Barcelona con mi novio a visitar a su familia», cuenta a ABC Victoria Bueno, quien debería estar en su país hace un mes. El vuelo de regreso a casa de la pareja ya ha sido reprogramado dos veces. Debía salir el 10 de julio y luego el 13, pero el mensaje volvió a aparecer una vez más: «Cancelado».
Una de las críticas de muchos varados tiene que ver con la escasa anticipación con la que recibieron la mala noticia, que en algunos casos llegó justo antes de subirse al avión. «Nos enteramos recién en el aeropuerto», cuenta Victoria y añade que, para su sorpresa: «El vuelo salió pero no nos dejaron subir». De los pocos aviones que están aterrizando en suelo argentino, muy pocos van llenos. A las aerolíneas se les imponen cupos de pasajeros -que entre España y Argentina suelen rondar los 150 viajeros-.
La pérdida económica a la que se enfrentan los argentinos que no pueden regresar a casa es enorme, dado que los gastos se multiplican y no todos ellos pueden trabajar. «En mi caso, por mi oficio, no puedo teletrabajar y además seguimos pagando el alquiler en nuestro país», resume Victoria.
Girando por Europa
Ante la desesperación y los altos costos de vivir de manera indeterminada en un hotel, no son pocos los que recurren a una alternativa: contactar a algún familiar que se encuentre en otro país del continente en busca de alojamiento y comida, aprovechando las fronteras abiertas en la Unión Europea.
A los problemas económicos que genera el hecho de no poder volver a su país se suman, en algunos casos, otros vinculados a la salud. Por ejemplo, los padres de la argentina Lucila Gritter -quien reside en Barcelona desde hace 17 años- quedaron atrapados de «este lado del charco» cuando Argentina cerró sus fronteras.
«Vinieron a visitarme el 10 de junio y debían volver el 7 de junio, pero su vuelo fue cancelado ya dos veces». Ahora tienen billete para el mes de agosto, pero no están seguros de poder volar. «Tienen 78 y 75 años y mi padre es diabético y debe tomar medicación de manera crónica», se lamenta Lucila quien añade que «desde 30 de junio no salen vuelos a Buenos Aires desde Barcelona», por lo que además deben viajar hasta Madrid. Además de ese gasto, han abonado varias veces sus PCR por un viaje que nunca hicieron.
Apelar a la creatividad
La demanda de agencias y agentes de viajes ha explotado entre los argentinos, desesperados por esta situación. Así lo explica a ABC Andrea Savino, asesora y asistente de viajes. Consultada por su trabajo, responde: «Complicado porque las aerolíneas cancelan vuelos según restricciones». En algunos casos, dice, se puede llegar a regresar «uno o dos meses más tarde que lo previsto».
En los grupos de WhatsApp, los argentinos comienzan a organizarse por su cuenta. Algunos viajan a través de otros caminos, pasando por Uruguay, Bolivia o Paraguay. Se juntan entre varios para abonar un viaje dentro de Latinoamérica, pero el gasto resulta exorbitante.
Las soluciones que se les ofrecen resultan un tanto curiosas. De hecho, el argentino Nicolas Portno Gonzalez recurrió a la Justicia por su situación. Como consecuencia le ofrecieron una habitación en una residencia de la Iglesia y una tarjeta con 98 euros para que afronte sus gastos durante este periodo.