El «Dios solar» de Dalí, la falsa escultura que ha resultado ser auténtica

La Audiencia de Barcelona valida la autenticidad de la pieza y absuelve a dos marchantes acusados de estafa y falsedad documental

Detalle de la polémica escultura de Dalí ABC

D. C.

El Dalí aparentemete falso, esa escultura del «Dios Solar» que llegó a juicio hace un mes vía Okinawa, ha resultado ser auténtico. O eso es por lo menos lo que ha concluido la Audiciencia de Barcelona al validar autenticidad de la pieza y absolver a dos intermediarios acusados de estafar a un grupo de compradores. Según la sala, el informe de la Fundación Gala-Dalí que advertía de que se trataba de una obra falsa adolece de «falta de rigor».

En la sentencia, avanzada por Efe, la sección 22 de la Audiencia de Barcelona resalta la «falta de rigor» del informe de la Fundación Gala-Salvador Dalí, que sostenía, a partir de una «simple inspección ocular», que la escultura bajo sospecha, «Dios Solar emergiendo de las aguas de Okinawa», era falsa. Es por eso que ha absuelto a los dos acusados de estafa, que afrontaban una petición fiscal de un año y medio de cárcel y ha acordado que, hasta que la sentencia sea firme, el depositario provisional será el Comité de Okinawa, sin perjuicio de que más adelante los vendedores emprendan acciones legales para cobrar el precio restante de la obra que asciende a 600.000 euros mientras que el Comité solo abonó 372.000 euros.

Dalí creó esta escultura para rendir tributo a los fallecidos en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y la presentó en la Exposición Oceánica Internacional de Okinawa en 1975. Posteriormente, un grupo de japoneses vinculados con el mundo del arte constituyó en 2007 el Comité Okinawa Dalí Project para adquirir esta obra, que para ellos tenía un significado especial y así exponerla permanentemente en Japón.

El tribunal, en base a las numerosas pruebas periciales practicadas durante el juicio, ha concluido que, aunque se cambiaron los materiales originales después de la exposición de Okinawa debido a su deterioro, estos siguen siendo «plata y coral» -los componentes que Dalí certificó como auténticos- por lo que «todos los indicios parecen avalar que la obra es la misma que viajó a Okinawa en 1975».

El director del Comité contactó en 2007 con uno de los acusados, también de origen japonés, para que mediaran en las negociaciones con el propietario de la obra. Según sostenía el fiscal en su escrito de acusación, el mediador japonés y el segundo acusado, un editor conocedor de la obra de Dalí, «urdieron un plan» para organizar una visita de los miembros del Comité al Palacio de Asturias, donde el propietario guardaba la escultura.

Tras este encuentro, los acusados firmaron un contrato de compra por 600.000 euros y el Comité hizo varios pagos que ascendieron a un total de 372.000 euros, hasta que el director del Museo de Bellas Artes de Urasoe mostró al Comité una imagen de la obra expuesta en 1975, que parecía distinta a la adquirida, y al cuestionar su autenticidad, decidieron rescindir el contrato.

La controvertida escultura no está directamente modelada por Dalí sino que se trata de una obra realizada con la técnica de «cera perdida», según la cual el artista realiza un molde de cera con sus manos y, después con un proceso de fundición, se obtiene un molde definitivo de silicona que permite crear otros ejemplares.

Para que la escultura se considere original es necesario que el titular de los derechos de edición respete los criterios que fija el artista para la edición en cuanto al número de reproducciones y al material empleado, en este caso, plata y coral.

Según explicó en el juicio el acusado y experto en el artista ampurdanés, para crear esta obra, Dalí autorizó la creación de diez piezas a partir de este modelo, y otras cuatro fuera de comercio marcadas con la letra M, C, D y E.

La obra expuesta en 1975 en Okinawa portaba la letra E y la que más tarde se vendió al Comité llevaba la misma letra.

El tribunal ha concluido que la obra cuestionada es auténtica, aunque su aspecto actual no corresponda a la que viajó a Okinawa al haber sustituido la base y los corales debido a su deterioro en su traslado devuelta a España.

El «Dios solar» de Dalí, la falsa escultura que ha resultado ser auténtica

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