José García Domínguez - Punto de fuga
El dilema de Europa
O suprimir la democracia o suprimir la austeridad, he ahí el dilema
Era compatible el patrón oro imperante en la Europa decimonónica con el sufragio universal, libre, directo y secreto? La respuesta es no. Lo prueba el que desapareciese en el instante mismo en que la democracia parlamentaria se fue instaurando en todos los países de Occidente. ¿Pueden coexistir las elecciones multipartidistas con una zona monetaria abocada a adoptar políticas de austeridad fiscal de modo crónico, algo que de facto equivale al viejo patrón oro? Diríase que tampoco. Y es que, descartada por Berlín y Bruselas la solución keynesiana clásica seguida por Estados Unidos, apenas quedaba una vía para tratar de capear con una parálisis como la que sufre la Unión Europea desde que estalló la Gran Recesión. Y tal vía, la única aplicable en la práctica después de resultar orillado el impulso institucional a la demanda agregada, era esa austeridad que repudian de plano los electorados de los países endeudados.
O suprimir la democracia o suprimir la austeridad, he ahí el dilema. Porque, espantada británica al margen, los sistemas políticos de los países de Europa, con muy especial virulencia en el caso de los del sur, Francia incluida, han comenzado a desmoronarse uno tras otro. Abramos de una vez los ojos: Podemos, el Frente Nacional, el Movimiento Cinco Estrellas, los populistas continentales de todo pelaje ya rondan por la antesala misma del poder merced a la voluntad mayoritaria de las urnas. Unicamente, decíamos, quedaba una salida: la austeridad. Pero la austeridad plantea un problema irresoluble: no funciona si la practica todo el mundo al mismo tiempo, que es justo lo que está ocurriendo en Europa. Y ello porque la idea de la austeridad remite a eso que los lógicos llaman una falacia de composición: lo que resulta eficaz de forma individual deviene malo para el conjunto si todos proceden de idéntico modo a la vez. Es la razón por la que la austeridad haya fracasado de una forma tan estrepitosa en la Zona Euro. Lo dicho, habrá que elegir. Y más pronto que tarde.