La dignidad de la democracia

El Ayuntamiento de Barcelona ha cedido un espacio municipal a Arnaldo Otegi, miembro de ETA, condenado por pertenencia a banda armada, para que jaleado por quienes contribuyen a blanquear su imagen, le permitan presentarse como un demócrata.

Otegi a día de hoy no ha condenado los actos terroristas, no ha mostrado ningún arrepentimiento, ni ha contribuido de ninguna forma a la reparación de las víctimas que han manifestado su indignación, no solo por permitir su presencia, sino porque además el acto se celebró a escasos metros de Hipercor. En ese establecimiento se perpetró uno de los más graves atentados de la organización terrorista en el que muchas de sus víctimas a día de hoy aún no han recibido ningún reconocimiento ni indemnización por tanto daño causado.

Ninguna institución democrática debe aceptar a persones que defiendan planteamientos totalitarios o violentos para fines políticos, porque la democracia es incompatible con quienes han pretendido o pretenden imponer sus ideas mediante la violencia y que se niegan a denunciar y condenar los crímenes de su organización armada.

Estoy segura que no permitiríamos que ningún miembro de ninguna otra organización terrorista, que tanto dolor están causando a nuestro sistema de libertades y convivencia en el mundo, intentara utilizar nuestras instituciones para lavar su imagen, por considerarlo una humillación a las víctimas y una agresión a nuestra democracia.

Las instituciones democráticas nos representan a todos. Por esto deben estar regidas por unos principios éticos y morales que exijan que cualquier persona que pretenda participar o intervenir en ellas exprese públicamente la condena de los actos terroristas, el arrepentimiento personal por los crímenes y manifieste el reconocimiento y la necesidad efectiva de reparación de las víctimas.

Carina Mejías es presidenta del grupo municipal de Ciudadanos de Barcelona.