Desvelan el secreto de la longevidad de los «árboles milenarios»

Se han estudiado casos de árboles en Irán o Estados Unidos con 4.000 y 5.000 años de vida

El tejo puede vivir durante siglos EFE

ABC

Un crecimiento lento, una gran capacidad de regeneración y mucha tolerancia ante el estrés ambiental son los factores que hay detrás de la longevidad extrema de los árboles milenarios . Según un estudio del catedrático Sergi Munné, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio) publicado en la revista «Trends in Plant Science», hay ejemplares que se consideran «una excepción» dentro de las respectivas especies a escala poblacional.

Según informa Efe, estos árboles ayudan a comprender mejor la importancia de la variabilidad interindividual en los procesos adaptativos. Entre estos árboles que son excelentes modelos de tolerancia y de «resiliencia al estrés» se encuentran el denominado «Matusalén», un ejemplar de Pinus longaeva de más de 5.000 años en el Bosque Nacional de Inyo (Estados Unidos) o el ciprés de la especie Cupressus sempervirens «Abarkuh», en Irán, que supera los 4.000 años de vida.

De acuerdo con el estudio, la tolerancia a temperaturas extremas, a la falta de nutrientes o a la sequía va ligada en el mundo vegetal a crecimientos más lentos, a una mayor capacidad de regeneración y a más longevidad. En el caso de árboles milenarios, esta respuesta ecofisiológica tan eficiente ante factores externos se suma a un patrón de crecimiento modular y a una gran capacidad para mantener estructuras durmientes -como las yemas-, que pueden reiniciar el crecimiento durante el ciclo vital del ejemplar.

«El tronco está formado por más de un 99 % de tejidos muertos y el xilema -un conjunto de vasos del tejido vascular- también está completamente muerto», indica Munné, que remarca que "los tejidos vivos que conforman el floema -vaso conductor de la savia elaborada- y el cámbium vascular se encuentran muy protegidos por la corteza del árbol ». Según el experto, las limitaciones estructurales son la principal causa del declive de las especies vegetales más longevas, por lo que un árbol podrá alcanzar su altura máxima en función de su genoma y de las condiciones ambientales de su hábitat natural.

«Posteriormente, podrá ir alargando su longevidad mediante nuevas ramificaciones y generando nuevas cuando sufra daños, pero todo eso tiene un límite: cuando el tejido vascular que conecta las raíces con la parte aérea o las fuentes de fotoasimilados con sus sumideros sufran un daño bastante grande, la planta finalmente morirá», concluye Munné.

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