Joan Carles Valero - Letras expectativas

Despensa del mundo

Turismo, industria alimentaria y gastronomía forman un triángulo virtuoso en nuestra economía

La evolución del gasto en alimentación de los hogares españoles desciende desde 2013 a consecuencia de que hay menos bocas que alimentar, dado que la baja natalidad disminuye la población. Hay menos niños, pero también ha cambiado la estructura familiar con una clara incidencia en los hábitos alimenticios, porque también comemos más fuera de casa. La tendencia en España, país líder mundial en producción agraria y ganadera, seguirá esa senda descendente en consumo interno. Todo lo contrario que las previsiones de crecimiento de la población mundial, que en el año 2050 superará los 9.000 millones de personas.

La organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, mundialmente conocida como FAO, asegura que para alimentar a tamaña Humanidad habrá que aumentar un 50% la producción mundial de alimentos. España tiene capacidad para producirlos. De hecho, la mayor parte de la producción se vende fuera, hasta el punto que las exportaciones agroalimentarias constituyen un caso de éxito, al llevar 20 años batiendo récords. A poco que lo hagamos medio bien, nuestras exportaciones no cesarán de crecer si aprovechamos la ocasión de suministrar al mundo los alimentos que necesite, tanto en variedades y calidad como en ecológicos, producción en la que también somos líderes.

Turismo, industria alimentaria y gastronomía forman un triángulo virtuoso en nuestra economía, siempre y cuando se mantenga la senda de la innovación, la internacionalización y la creatividad, ejes que estructuran la próxima edición de Alimentaria 2018. Aunque la feria se celebrará del 16 al 19 de abril con la novedad de fusionar Hostelco, el salón especializado en hostelería y restauración, ya está de promoción.

Ejemplo de innovación es el brandy Reserva del Mamut de Bodegas Torres, que con 32 años de envejecimiento y una edición limitada a 999 botellas se sitúa por méritos propios en el segmento Premium de una categoría liderada por los coñacs franceses, y no solo por los 1.300 euros que cuesta su exclusiva botella. En el campo de la restauración, Jaime Lieberman y Jon Giraldo, del restaurante conceptual Spoonik, una rara avis en la escena barcelonesa, recibieron ayer en Salamanca el Premio Nacional de Hostelería en Innovación por su trayectoria única, que contempla el espectáculo sensorial y la alta gastronomía de fusión y creativa como un conjunto de experiencias inseparables.

España aspira a ser una de las despensas del planeta, pero también su rincón gourmet.

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