Ramon Espadaler - Tribuna Abierta

Desconexiones

Cada vez son más los catalanes no independentistas que desconectan de una Cataluña y de unas instituciones catalanas que ya no sienten como propias

Uno de los objetivos fundamentales del independentismo es desconectar Cataluña de España. Las fórmulas son múltiples y variadas. Van desde las denominadas «Leyes de Desconexión», aprobadas hace casi un año por el Parlamento de Cataluña y que violentaron la Constitución, el Estatuto y los derechos de los diputados, hasta la desconexión mental de España que dicen haber efectuado muchos catalanes independentistas. Y pasan por el uso fraudulento de símbolos propios de la Generalitat junto a expresiones como «República catalana». Ciertamente, la imaginación no tiene límites. Pero, mientras medio país (gobierno incluido) se empeña en desconectar de España por cualquier vía imaginable, no percibimos que cada vez son más los catalanes no independentistas que desconectan de una Cataluña y de unas instituciones catalanas que ya no sienten como propias y que ya no les representan.

No nos representan cuando elevan a rango institucional los símbolos de protesta de una parte de los ciudadanos. Son respetables pero no compartidos por todos. No nos representan cuando monopolizan el espacio público. Tampoco lo hacen cuando afirman, a través del mismo president Torra, que los catalanes no tenemos Rey. Y no nos representan cuando rotulan determinadas dependencias gubernamentales con la expresión «República catalana».

El balance de todo ello es descorazonador. La desvinculación de capas relevantes de nuestra sociedad respecto a las instituciones del Estado, en un caso, y de las autonómicas, en otro, sólo contribuye a debilitar nuestros vínculos comunitarios. En cierta manera, unos y otros pasamos de ser ciudadanos de Cataluña y de España a simples residentes en Cataluña y en España.

Ante esta triste realidad y consciente de que tendremos otro otoño complicado -crean que me gustaría mucho equivocarme-, les propongo una tercera desconexión: la de unas vacaciones orientadas a fortalecer las relaciones familiares e interpersonales por encima de las opiniones políticas de cada uno y que nos permitan recuperar el ocio y el goce de nuestras aficiones. Una desconexión que ayude a relajar ánimos exaltados y que contribuya a reforzar el sentimiento de pertenencia a dos realidades: la catalana y la española. Lejos de ser antagónicas, las podemos vivir con naturalidad y respeto. Deseo felices vacaciones a los que tengan la suerte de poderlas disfrutar. Desconectemos.

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