Daniel Tercero - Dazibao
Junqueras es una bendición para JpC
«Defendía Mijaíl Gorbachov que 'a la gente le gusta los políticos irresponsables'»
Oriol Junqueras , líder de ERC, es el mayor fiasco de la política nacionalista de Cataluña de los últimos años -por no decir de lo que va de democracia desde 1978- y un claro exponente de lo que es el populismo independentista en su máximo esplendor. Creerse Mahatma Gandhi y no llegar ni a medio Jordi Pujol. Desde que tomó las riendas de ERC, partido que controló de arriba a abajo sin hacer carrera interna, en septiembre de 2011, sus únicas victorias son solo las que dicen las encuestas del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Cataluña (CEO), organismo público que augura la victoria de ERC en unas elecciones autonómicas desde febrero de 2013 y que... nunca acierta. Y no será por falta de oportunidades. El último CEO, de diciembre de 2019, le da a ERC 39/38 escaños del Parlamento de Cataluña, seguido de los 31/29 para JpC. Aunque esto tampoco es algo único de este instrumento sociológico al gusto de quien manda. Ahora, como los meses previos a diciembre de 2017, todas las encuestas señalan que ERC ganará la partida a JpC. Esto está por ver. Como asegura Salvador Sostres, ERC tiene un complejo de inferioridad con CiU/PDECat/JpC que siempre se refleja en el voto.
Defendía Mijaíl Gorbachov en un documental sobre su figura, en 2018, que «a la gente le gusta los políticos irresponsables». El padre de la glásnost y la perestroika, y último presidente de la URSS, se refería así a Borís Yeltsin, quien acabó por dar la puntilla a cualquier reforma dentro del mundo soviético a cambio de convertirse en el primer presidente de Rusia. Es el poder, Mijaíl, y no la estabilidad, lo que manda hoy. Y, si no, que se lo pregunten a Iván Redondo. Junqueras sigue arrodillado ante Carles Puigdemont, que es desde el 27 de octubre de 2017 el gran maestro de la política catalana y una fuerza imbatible en las urnas. Declaró la independencia, se fugó de España, ganó las elecciones (con el permiso de Ciudadanos) al Parlamento catalán (que seguía y sigue siendo autonómico), retó a Roger Torrent (ERC), a quien ha dejado a punto de su inhabilitación, arrasó en las elecciones europeas (cara a cara contra Junqueras) y, gracias a un recurso del propio Junqueras ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), goza de la inmunidad y los recursos económicos derivados de su condición de eurodiputado. «A la gente le gusta los políticos irresponsables». Y para el mundo secesionista catalán el gran «irresponsable» se llama Puigdemont.
Ante esto, Junqueras y ERC van a la deriva. Como el boxeador que recibe los golpes sin saber por dónde le llegan, pero que tiene claro quién se los da. Lo que les une a JpC es su odio contra todo lo que suene a España y, sin embargo, desean lanzar a la papelera de la historia a Puigdemont y lo que queda del mundo convergente. Pero hacen presidente del Gobierno de España a Pedro Sánchez (PSOE), pensando más en reeditar un tripartito en la Generalitat (con el PSC y los comunes) que en la cita electoral que se avecina, en cuanto el Tribunal Supremo confirme la inhabilitación de Quim Torra como presidente autonómico. Munición para el especialista de Waterloo , que podrá ir en la lista de JpC y hacer campaña a diario mientras Junqueras (trece años inhabilitado para cargo público) tendrá que seguir la campaña por la radio y la televisión desde la cárcel de Lledoners. Los que adoran a los «irresponsables» no votan a contradictorios. Si España es un Estado fascista -como aseguran y repiten a diario-, ¿cómo es que se pacta su gobierno y por resultados tangibles a futuro?
Se entiende, así, la reacción de Junqueras cuando este fin de semana, en una entrevista para El País , se le hacía ver una retahíla de mentiras, embustes y absurdos que defiende. «Y una mierda. Y una puta mierda». Este es su resumen. El de un dirigente político que controla los presupuestos de la Generalitat desde 2012 y que es el rey de la mentira compulsiva. Una mentira cuyo rédito obtiene Puigdemont, mucho más listo que Junqueras.
Desde la misma noche del 10-N, los líderes de ERC no dejaron de repetir ni un solo día que no harían presidente del Gobierno a Sánchez. «No se puede pedir confianza ciega», dijo Pere Aragonès (el alumno más adelantado del junquerismo), solo dos días después de las elecciones generales. ERC no daría su apoyo o su abstención al PSOE sin algo antes. No hubo ese algo (y veremos qué hay después de la investidura que ERC pueda llevarse a la boca). Sánchez es presidente, Junqueras sigue en la cárcel y Puigdemont es eurodiputado. Se espera una campaña electoral autonómica muy dura para ERC.
Para JpC es muy sencillo. Este partido, un movimiento más bien, solo tiene que encontrar a alguien que haga ticket electoral con Puigdemont. Siguiendo con la analogía rusa, un Dmitri Medvédev de turno que quiera jugar a consejero en jefe de la Generalitat, mientras Vladímir Putin controla la administración y, sobre todo, la política catalanas, desde Waterloo . Su campaña electoral ya está hecha. JpC no renuncia a nada y tiene una brillante hoja de servicios. No comete contradicciones. Es una formación ganadora. Al menos, para su mundo. Junqueras no puede ofrecer nada a los suyos. Solo palabrería. «Lo volveremos a hacer», dice. ¿Qué? ¿Ir a la cárcel y que Cataluña siga siendo una región de España?