Cuando Hospitalet perdió la playa
Un libro narra la expropiación de 935 hectáreas en 1920 al municipio para construir un puerto franco
«Hospitalet perdió aquellos metros de costa de la manera tradicional en la cual se han producido los desastres territoriales en este municipio: casi en silencio». Así hablaba el periodista e historiador Jesús Vila sobre los hechos relatados en su nuevo libro, « Cuando el Hospitalet perdió la playa » (FIC-L’H), que fue presentado de forma telemática el pasado jueves 18 de febrero.
El trabajo narra la expropiapación de 935 hectáreas en 1920 por parte del gobierno de la Restauración Borbónica al municipio de Hospitalet . Para, de esta manera, construir un puerto franco (un área con exenciones y bonificaciones de derechos aduaneros) que al final no acabaría cuajando. «Eran los años convulsos de después de la I Guerra Mundial y, enseguida, llegó la República y la Guerra Civil. La gente no estaba pensando en construir puertos», explica el autor.
Ya en los años 60 se creó lo que ahora es conocido como la Zona Franca, lo que, a la postre, se acabó convirtiendo en uno de los polígonos industriales más importantes de Cataluña. A modo de compensación, el consistorio de Hospitalet recibió 85.000 pesetas (unos 500 euros actuales), lo que equivalía a los tributos que el municipio dejaría de cobrar durante cinco años por las tierras de Marina y las aproximadamente setenta masías que existían en aquel momento.
Estas tierras se extendían desde la desembocadura del río Llobregat al extremo norte del Faro del Llobregat, el límite con la Marina de Sants que, a su vez, se extendía desde este punto hasta los contrafuertes de Montjuic. Una pérdida que suponía la mitad del término municipal y una parte importante de tierras dedicadas al cultivo y la agricultura. «Ahora el faro está rodeado de fábricas, pero antiguamente eso era playa. Hasta los años 60 allí iban pescadores y agricultores a trabajar sus cosechas», expone Jesús Vila.
Agregación municipios
Según se relata en la obra, el origen de esta operación se encuentra en los primeros años 20 del siglo pasado y el desarrollo de Barcelona, en un momento de gran crecimiento de la ciudad en todos los sentidos. Industrial, sobre todo en el ámbito del textil; demográfico, con un aumento de la población debido al número de trabajadores foráneos que venían a la ciudad y la adscripción de los pueblos circundantes (el último sería Sarrià en 1921); y por otro lado comercial, ya que al crecer la producción, comienza a ser necesaria la construcción de una infraestructura portuaria moderna para dar salida a estos productos.
A principios del siglo pasado, Hospitalet era un pueblo de 5.000 habitantes estancado en la ruralidad. Sin embargo, fruto del desarrollo de la vecina Barcelona, asentada en el novecentismo y en la ola del crecimiento económico producida a raíz de las exposiciones universales, Hospitalet comienza a su vez a crecer y ser un lugar atractivo para la clase trabajadora. Es en ese proceso de transformación cuando se produce esta segregación, en la que el ayuntamiento, gestionado hasta la fecha por pequeños propietarios y comerciantes del pueblo, piden las 85.000 pesetas de estipendio a cambio .
« Aquello no fue una expropiación, fue una imposición », explica Vila, argumentando que para que se produjeran este tipo de operaciones debían de estar los dos ayuntamientos de acuerdo. «Durante esa época, tanto en Hospitalet como en Barcelona gobernaba la Lliga Regionalista. Era el mismo partido, así que la sensación fue de resentimiento», en alusión al sentimiento de pérdida con que luego se viviría la operación desde el lado de Hospitalet.
En la presentación del libro, el autor señaló que, desde hace un siglo, el territorio se está convirtiendo en una mercancía al servicio de los promotores inmobiliarios y del capital financiero, y que eso ha tenido lugar gracias a la complicidad de las administraciones locales. A su vez, explicó que una de las ciudades más densamente pobladas de Europa, como es Hospitalet, no puede seguir en esta dinámica de construcción de nuevas viviendas, densificando más la ciudad e hipotecando la calidad de vida de los ciudadanos. «Se está saturando la ciudad. Y no es porque se tenga que construir un determinado número de viviendas, sino que además debes dotarlas de los servicios necesarios: escuelas, centros médicos, etc», incidía el autor.
En esta dirección, el ayuntamiento de Barcelona creó el pasado mes de diciembre la figura de la oficina de La Marina del Prat Vermell. Un organismo que nace con el objetivo de definir y unificar la política de gestión del territorio en esta zona, siendo la previsión municipal para este nuevo barrio, que linda con el término municipal de Hospitalet, de unos 28.000 habitantes y 12.000 viviendas en un plazo de 16 años. De estas, se espera que 5.160 sean de protección oficial, convirtiéndose así en el barrio con el número más alto de hogares de este tipo en Barcelona.
Noticias relacionadas