José Rosiñol - Tribuna abierta

Lo coyuntural y lo trascendente

¿Por qué la democracia es tan vulnerable ante los envites de populistas, demagogos y aspirantes a tiranos?

Cabría preguntarse el porqué de la debilidad del sistema democrático, en concreto ¿por qué es tan vulnerable ante los envites de populistas, demagogos y aspirantes a tiranos?, el caso del Brexit es paradigmático, nos encontramos ante una de las democracias más avanzadas del mundo, la democracia liberal más antigua y la que nos dotó de las esencias fundamentales de las democracias modernas, pero, aun así, ha sucumbido ante la irracionalidad y la manipulación de los que perciben la democracia como un instrumento.

El nacionalismo británico ha sabido aprovechar la coyuntura económica y los errores (y la inacción) de la UE ante la crisis de los refugiados, azuzando miedos atávicos ante una ciudadanía asustada y desorientada ante la falta de referentes morales, elaborando una red de convincentes mentiras que afectan al imaginario colectivo y a los más básicos elementos sicológicos de resistencia y miedo a perder lo conseguido, el resumen básico y simbólico de «la Unión Europea nos roba» ha estado sustentado en falaces cifras que, una vez alcanzado su objetivo, han reconocido su falsedad (los 365 millones de libras semanales que «costaba al Reino Unido la pertenencia a la UE»), cabría preguntarse si en el caso de haber salido un no al Brexit ¿el populismo británico hubiese reconocido la mentira de las cifras o las hubiese mantenido hasta alcanzar sus objetivos?

Pero ¿cómo es posible que líderes como Cameron caigan en la tentación de un referéndum que puede marcar el devenir histórico?, ¿cómo es posible que el cortoplacismo político haga zozobrar un proyecto político como la Unión Europea?, nos tenemos que plantear la validez e idoneidad de un sistema plebiscitario en las sociedades modernas, ya que los resultados de los mismos están totalmente condicionados por la coyuntura concreta y los resultados cambiarán casi irreversiblemente el curso de la historia. Hemos de poner en cuestión esta lógica que podríamos denominar de «participativa», ¿sería conveniente hacer una consulta vinculante respecto a la pena de muerte justo después de un asesinato execrable y mediáticamente explotado?, si un número suficiente de personas lo pidiese y ante una situación catástrofe económica pareja a la sucedida en los años veinte del siglo pasado ¿sería legítimo convocar un referéndum para acabar con el sistema democrático?

Estamos ante la cuestión fundamental que planteaba al inicio de este artículo: ¿por qué la democracia es tan vulnerable ante los envites de populistas, demagogos y aspirantes a tiranos?, la debilidad de la democracia (estructuralmente hablando) se encuentra, precisamente, en su principal fortaleza, en su ductilidad y capacidad adaptativa que en épocas de inestabilidad socioeconómica abre ventanas de oportunidad a los nostálgicos de un pasado y unas esencias tan desdibujadas como engañosas, pero también en la confusión entre lo inmediato y lo mediato, entre el fenómeno y el noúmeno.

En el relato inoculado desde los albores de las democracias modernas se dice: es el sistema que mejor garantiza el porvenir y el bienestar de los ciudadanos, parece como si, desde el principio, tuviera que pedir perdón por el desencantamiento ilustrado, como si estuviese afectada por un complejo original ante la ruptura consciente y racional con las estructuras mentales de los «tiempos largos» que proponía Braudel, esta asunción está condenando a los sistemas democráticos a momentos de enorme fragilidad, de difícil continuidad y de degeneración de la esencia de los mismos.

Lo cierto es que la democracia es el (único) sistema que garantiza las libertades y los derechos de los ciudadanos, el único en el que la libertad y la lucha contra la arbitrariedad es el núcleo de su propia existencia, pero no es inmune a las oscilaciones de cualquier sistema económico y a la mutación paulatina inherente a toda sociedad, hemos de ser conscientes de que la democracia como sistema sigue siendo minoritario, que una gran parte de la población mundial sigue viviendo bajo regímenes autocráticos, que la democracia es una excepción en la historia de la Humanidad, por ello, ante los fenómenos populistas/nacionalistas que azotan a Europa y EE.UU., habría que reforzar la cultura democrática haciendo distinción entre aquello coyuntural y el sistema en sí, que permite la trascendencia y la continuidad de unos valores y de una ética que está por encima de cualquier ambición o de cualquier obsesión nacionalista e identitaria.

José Rosiñol es fundador de Sociedad Civil Catalana.

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