'Cortado y QR' en el primer día de pasaporte Covid en la restauración
Las primeras horas de la entrada en vigor de la medida se viven con cierto desconcierto entre restauradores y clientes

" Apenas hemos notado diferencia en volumen de gente respecto ayer " explica Jose Antonio Soriano, encargado del turno de mañanas del Green's Aribau a las pocas horas de entrar en vigor la obligatoriedad de presentar el 'pasaporte Covid' en restaurantes, gimnasios y residencias en Cataluña. Este documento acredita que la persona se ha vacunado contra el coronavirus, que se ha recuperado de la enfermedad en los últimos seis meses o que se ha hecho un test que ha dado negativo en las últimas horas.
En el Green's de Aribau, como en otros muchos locales, el desconcierto es la norma. Tras la barra del establecimiento, Navarro lamenta que "algunos clientes siguen entrando sin mascarilla". En cuanto al pasaporte Covid, reconoce que él está "muy a favor" de la medida, y que "ya estaba tardando". Espera que sirva -como mínimo- para que el que tenía dudas, se vacune. En cuanto al modo de pedirlo, los camareros lo reclaman en la mesa antes de atender a los clientes .
El mismo procedimiento emplean en el restaurante Tapas 24, en la Diagonal, donde Alex Ribera, el encargado, explica a ABC que ellos piden el pasaporte cuando el camarero se acerca por primera vez a la mesa a preguntar por las bebidas. Para ello, ha formado a su equipo durante la semana para seguir adecuadamente el protocolo dictado por la Generalitat , y ha enfatizado sobretodo en la necesidad de respetar al cliente: "Es un tema muy delicado y hay que preguntar con la máxima educación posible". Si uno de los comensales no dispone del certificado, debe ir a consumir a la terraza.
En otros bares de la zona, este diario ha comprobado como la medida es laxa y muchas veces se aplica mal. Algunos, de hecho, ni siquiera la han puesto en marcha. Al preguntar por ello casi nadie accede a responder, y los que sí lo hacen alegan "falta de personal" o, directamente, estar en desacuerdo con una resolución que acusan de "discriminatoria".
Las nuevas medidas -con una vigencia de dos semanas- se apoyan en un informe de la Agencia de Salud Pública que constata que la incidencia del coronavirus "aumenta notablemente" en Catalunya y justifica la necesidad de extender esta medida a nuevas actividades -ya se aplicaba al ocio nocturno, y festivales- por la acumulación de aerosoles en los recintos donde se desarrollan y la especial vulnerabilidad de espacios como las residencias de ancianos o personas con discapacidad.
En las residencias, eso sí, se permite la entrada a las personas que no tengan el pasaporte Covid siempre y cuando se hagan un test de antígenos rápido que dé negativo en el centro; y se podrán hacer excepciones, en casos de urgencia o para acompañar a personas a punto de morir.
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