CORONAVIRUS

La odisea del crucero Costa Deliziosa, quince semanas de singladura aislados de la pandemia

La nave llega mañana a Barcelona, donde desembarcarán los 168 pasajeros españoles antes de seguir rumbo a Génova, donde bajará el resto del pasaje

Una vista de la terminal de cruceros del Puerto de Barcelona, a mediados de marzo INÉS BAUCELLS

À. Gubern

Una auténtica odisea. La crisis sanitaria por el coronavirus y el confinamiento prácticamente mundial asociado ha generado un gran número de historias. Una de las más curiosas, y con final feliz, es sin duda la de los cerca de 2.000 pasajeros (168 de los cuales son españoles) y 900 tripulantes del crucero Costa Deliziosa (de la compañía italiana Costa Cruceros), embarcados desde principios de enero en una vuelta al mundo, y que el lunes atracará en Barcelona tras 15 semanas de singladura, con el último mes, desde el 14 de marzo, sin tocar tierra .

Ninguno de los embarcados presenta síntomas de Covid-19 y, de hecho, el aislamiento del barco ha hecho que el Costa Deliziosa, en su periplo, haya permanecido ajeno a la pandemia mundial.

Está previsto que los 168 pasajeros españoles de los 1.814 que transporta el barco tomen tierra hoy en el Puerto de Barcelona. A continuación, la nave emprenderá rumbo a Génova, donde desembarcará el resto de turistas (incluidos 453 italianos) y los 898miembros de la tripulación.

En el puerto genovés concluirá pues la odisea de este crucero, que comenzó su singladura a principios de enero en Venecia. El mundo entonces era muy distinto al que conocemos ahora. La declaración de la pandemia mundial por parte de la OMS se produjo cuando el barco hacía escala en Australia, y desde el 14 de marzo, el barco solo ha atracado para cuestiones técnicoas y cargar combustible.

A medida que el virus se propagaba, la preocupación en el interior del barco aumentó, aunque no tanto por motivos sanitarios como por la incertidumbre por las noticias que llegaban de fuera. De hecho, y como un pasajero de origen valenciano, Carlos Paya, relató a AP, estar dentro del barco fue para muchos una suerte, sobre todo para los más ancianos, aislados de cualquier fuente de contagio. Otros, como explica, este pasajero, hubiesen preferido regresar.

Las últimas semanas, con muchos puertos impidiendo que la nave atracara quizás han sido las más complicadas. De igual forma, la sospecha de que uno de los pasajeros, que desembarcó a principios de semana en Sicilia, podía tener Covid-19 llevó a decretar el confinamiento del pasaje en los camarotes , si bien la medida se pudo levantar cuando se confirmó el negativo. La vida en el interior de la nave ha transcurrido con normalidad, más allá de las medidas de higiene y distanciamiento habituales.

Otro momento complicado se vivió cuando la autoridades francesas rechazaron la solicitud de la compañía de desembarcar en Marsella a los alrededor de 400 pasajeros galos, obligándoles a continuar el periplo y tener que regresar a sus casas desde Génova, donde está previsto que el martes acabe la odisea del Costa Deliziosa. La compañía ha querido agradecer la colaboración de las autoridades españolas e italianas, y anunció que facilitará el transporte desde Génova hasta sus lugares de residencia a los pasajeros.

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