Coronavirus
El desplome de la venta de rosas agudiza la crisis de los floristas por culpa del Covid-19
El sector estima que este Sant Jordi venderá un 5% respecto a un año normal
Ni tradicionales, ni multicolores ni incluso las amarillas «indepe». Hace un año, los floristas ultimaban los detalles para la venta de cerca de siete millones de rosas con motivo de Sant Jordi , una fiesta que a pesar de enmarcarse en abril permite al sector hacer el agosto y en la que, a modo de ejemplo, se venden el 30 por ciento de las rosas comercializadas al año en Cataluña. Lejos de ser su época dorada del año, esta primavera los floristas viven una pesadilla por culpa del coronavirus.
Con sus negocios cerrados por el estado de alarma (solo funcionan los que ofrecen venta «online»), los productores también han tirado la toalla y se han dejado de preparar una parte importante de bulbos para no tener que desperdiciar luego la plantación. Sin duda, será el Sant Jordi más descafeinado de los últimos tiempos, aunque se están tejiendo iniciativas a última hora para mantener, si es que se puede, algo del encanto de la fiesta.
El Gremio de Floristas de Cataluña, por ejemplo, ha creado un mapa «online» con establecimientos que ofrecerán envíos a domicilio . No será lo mismo que pasearla por el centro de la ciudad, con un libro bajo el brazo, pero al menos quién quiera vivirá un Sant Jordi confinado. «Más que nunca la rosa transmitirá emoción y empatía en unos momentos difíciles para todos, una conexión emocional que todos necesitamos», asegura el presidente del Gremio, Joan Guillén dejando claro que su plan «no será rentable, ya lo sabemos, pero no es el objetivo de la campaña».
Al menos 110 floristas se han adherido a la propuesta, que aboga también por llenar los balcones de dibujos de rosas o dragones y que ha despertado los recelos de una parte del sector, que están en contra de vender rosas a domicilio para no fomentar los contagios con estas entregas.
300.000 rosas
Controversias a banda, los floristas calculan que la cifra de rosas vendidas se acercará este año a las 300.000 unidades, lo que no llega ni al 5 % de las ventas de otros años. De estas, un 15 % son de origen local, lo que permitirá dar salida a la producción de la comarca del Maresme. Con esta misma finalidad, y para mostrar su agradecimiento a los empleados esenciales, la dirección de Mercabarna regaló el pasado jueves unas 8.000 rosas entre sus empleados.
Los mayoristas de Mercabarna-flor, que venden un tercio de las rosas vendidas en Cataluña para estas fechas, son otros de los afectados por el Covid-19. De las 40 empresas que hay en su mercado solo tres tienen venta de flores «online» y están especialmente colapsadas estos días.
Para quienes operan «online» tampoco están siendo fáciles estos días, precisamente por la sensación de que sus negocios pueden poner en riesgo a muchos colectivos. «Inicialmente, paramos por conciencia social y porque queríamos afectar lo menos posible a los mensajeros», relata a ABC Anna Álvarez, creadora de Floritismo , una granja de flores con venta en la red. A pesar de su plan inicial, el alud de pedidos que les llegaban le animó a reabrir el negocio esta semana para vender rosas este Sant Jordi y poder salvar parte de la producción y solo con los encargos previos calculan que ya casi han podido compensar sus tres semanas cerradas. «Para la gente es solo un pedido, para nosotros es seguir aquí o irnos apagando lentamente», agradecía en sus redes sociales.
«Somos un sector que vivimos de eventos, de las ferias, los hoteles y la restauración. Ahora es nuestra época fuerte, con Sant Jordi, las comuniones, las bodas, el Día de la Madre o las ganas de todos de poner bonitos los balcones y terrazas», lamentan a ABC fuentes del sector. Incluso el arte floral funerario ha caído en picado, a pesar del aumento de víctimas mortales en Cataluña, al no haber velatorios ni ceremonias públicas.
Desde el Gremio aseguran que desde la entrada de la primavera a finales de mayo muchas tiendas concentran el 40 o 50 por ciento de las ventas anuales. Además, si la situación sigue como ahora y se recupera la normalidad en junio, el sector tendrá que levantar la persiana en su peor época del año, ya que en verano solo cosechan un 10% de las ventas anuales. «La gente priorizará cortarse el pelo y otras necesidades antes que comprar flores», temen.
Cierres previsibles
«Cuando podamos volver a abrir tendremos que vaciar las cámaras que quedaron llenas de flores y sin salida y tendremos que esperar a tener género porque tendremos los escaparates vacíos . No somos como una tienda de ropa o electrodomésticos», lamenta Guillén, que da por hecho que muchos establecimientos tendrán que cerrar puertas.
Los productores florales también están en una situación crítica. Unió de Pagesos exigió recientemente a los responsables autonómicos y estatales de Agricultura ayudas «de minimis» para paliar las graves consecuencias del estado de alarma en las explotaciones de flor y planta ornamental, que entre abril y mayo concentran entre dos terceras partes y el 90% de su comercialización anual, según asegura el sindicato. A pesar de perder ingresos, buena parte de la plantación ya está hecha, con lo que el gasto para obtener la cosecha ya estaba desembolsado.
Cataluña tiene más de 1.200 floristerías y Barcelona, 426 según el último censo, de noviembre de 2019. Aunque en los últimos tiempos han abierto algunos locales con un estilo diferente a la floristería tradicional (un quiosco o parada delante de un mercado o en una rambla), lo cierto es que en los últimos diez años han cerrado cerca de 400 negocios con ramos y plantas en su stock. «Lo peor es la impotencia de no poder ayudar más en esta crisis porque sabemos que la planta y la flor estimulan, ayudan a estar mejor durante un encierro. Las riegas, crecen, son compañía y creadoras de un buen ambiente», sentencia Guillén.