Alberto Fernández - TRIBUNA ABIERTA
Coraje político
Colau no ha tenido reparos en convertir a Barcelona en rehén de la CUP, imitando a Artur Mas en la Generalitat
El pasado Pleno municipal del 29 de abril, el Grupo Popular presentó una propuesta para que la alcaldesa Ada Colau vinculase la presentación de los presupuestos a una cuestión de confianza. Los grupos de la oposición CiU, Ciudadanos, ERC y PSC rechazaron nuestra propuesta, algunos condicionados por la posible entrada dentro del gobierno municipal, como es el caso de PSC y otros, como ERC, por tener las negociaciones de las cuentas cerradas desde hace tiempo.
El gobierno en minoría de Colau, solo 11 concejales de 41, estará obligado cada año a tener que buscar pactos de mayorías con la oposición, para conseguir como mínimo 21 votos a favor o una mayoría por abstención para aprobar las cuentas municipales. Ya lo vimos en diciembre, Colau fue incapaz de conseguir apoyos suficientes para aprobar los presupuestos, teniendo que retirar su propuesta de cuentas y dilatando las negociaciones hasta este mismo mes de mayo, cinco meses más tarde de lo previsto. Finalmente Colau ha podido aprobar un presupuesto prorrogado con el apoyo de ERC, PSC y la abstención con condiciones de la CUP. Durante este periodo de negociaciones Colau no ha tenido reparos en convertir a Barcelona en rehén de la CUP, imitando a Artur Mas en la Generalitat que condicionó el futuro del Parlament de Catalunya a la decisión de los antisistema, pagando finalmente un precio muy alto, la renuncia como presidente de la Generalitat a favor de Puigdemont.
Con tal de convencer a la CUP, Colau ha llegado a aceptar todas las exigencias planteadas por los antisistema, con propuestas tan inaceptables como conceder carnets de mantero a los vendedores del top manta, es decir, dar apariencia de legalidad a una actividad ilícita como es la venta ambulante ilegal. Con esta decisión la alcaldesa perjudica a los comerciantes que pagan impuestos y cumplen con las normas. Además, el gobierno de Colau ‘casualmente’ anunció el mismo día que cerraba el acuerdo con la CUP, que eliminará los antidisturbios de la Guardia Urbana, cuando la Unidad de Apoyo Policial (USP) son en realidad una plantilla de 200 agentes de la Guardia Urbana que prestan servicios extraordinarios en unidades especializadas para acometer aquella respuesta ciudadana en seguridad y convivencia que las patrullas ordinarias de la urbana no pueden atender.
Colau además de no tener un proyecto de ciudad y basar sus decisiones en la política del gesto, tampoco ha tenido coraje político para presentar los presupuestos vinculados a una cuestión de confianza y no hacer perder el tiempo a la ciudad. La cuestión de confianza no era una situación inédita, ya que en 2013 fue propuesta por el PP al anterior alcalde Xavier Trias.
Todavía quedan tres años por delante en los que Colau volverá a tener los mismos problemas con los presupuestos y otras decisiones importantes de gestión que pueden condicionar el futuro de Barcelona. No se puede permitir que la ciudad siga paralizada, perdiendo centralidad, diálogo y empuje de gobierno. Creemos que algunos grupos de la oposición debería mover ficha y no consentir las barbaridades que está promoviendo el gobierno de Ada Colau. Puede que esperar a la próximas municipales de 2019 para promover cambios se convierta en un daño irreversible para la ciudad.
Alberto Fernández es presidente del grupo municipal del PP en Barcelona