Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Contentos
El nacionalismo catalán está contento porque el PSC dice «no» a Rajoy
El nacionalismo catalán está contento, porque el PSC dice «no» a la investidura de Rajoy y asume el llamado «derecho a decidir». El nacionalismo catalán ha lanzado su mensaje: incluso un partido españolista como el PSC -dicen- se ha dado cuenta de que no cabe esperar nada de un PP que insiste y persiste con la soberanía nacional española, con el autoritarismo legalista español y con la unidad de España. Y el nacionalismo catalán prosigue a modo de aviso para navegantes: con el PP y con España, así como con el PSOE y Ciudadanos, no hay nada que hacer. ¿La alternativa? Marcharse de una vez, concluyen. El nacionalismo catalán empaqueta el mensaje y lo pone a disposición del consumidor de mercancías soberanistas e independentistas que, como no podía ser de otra manera, compra el producto «low cost» que tiene a su alcance.
A decir verdad, el PSC también parece contento. Aliviado. De la necesidad, virtud. El PSC necesita salir de la jaula en que se encuentra: en Cataluña, en la senda de la irrelevancia; en el conjunto de España, prescindible. Quinientos mil votos y siete escaños dan para lo que dan. El PSC intenta marcar perfil distanciándose del PSOE, del PP y de Ciudadanos. De ahí, el «no» a la investidura de Mariano Rajoy y la asunción del llamado «derecho a decidir». Pan para hoy hambre para mañana. O hambre para hoy y hambre para mañana. ¿Cómo reaccionarán la militancia y el electorado socialistas ante el perfil decisionista del partido? ¿La reforma federal de la Constitución? Un PSC distanciado del PSOE no tendrá ni voz de voto en la cuestión. ¿Qué credibilidad tendrá el PSC? Por lo demás, ¿qué hará la militancia y el electorado si el nuevo PSC se alía -sumerge y diluye- con el partido en ciernes que diseñan el colauismo, el podemismo y los restos de Iniciativa? ¿Los halagos que provienen del nacionalismo catalán? Mala cosa. ¿La aproximación a la izquierda decisionista? Mala cosa. Entre Escila y Caribdis, el futuro del PSC está entre paréntesis.