Coronavirus
El contagio de la solidaridad
No había comenzado la reclusión y ya se veía a personas colocando letreros en los que ofrecía sus servicios para ayudar a personas en situación de riesgo a hacer la compra, llevar medicamentos o sacar al perro
En estos días en los que encender la televisión puede ser motivo de un dolor de cabeza más fuerte que el que provoca el coronavirus, las buenas noticias son como agua de mayo. Por fortuna, las buenas acciones y deseos no han dejado de atravesar paredes y unir a los barceloneses que cumplen con el confinamiento. Los aplausos para agradecer a los trabajadores de la sanidad son la punta del iceberg.
No había comenzado la reclusión y ya se veía a personas colocando letreros en los que ofrecía sus servicios para ayudar a personas en situación de riesgo a hacer la compra, llevar medicamentos o sacar al perro. Grupos de barrios, como el canal de Telegram de los ciudadanos del Poblesec (@CovidPobleSec), han multiplicado sus usuarios. La gente que se ofrece para ayudar supera a la que necesita ayuda. La solidaridad se propaga tanto o más que el propio virus.
Los cubos de los edificios y las redes se inundaron de músicos tocando desde su balcón, como los mexicanos Georgina Rubio y Yehosuá Escobedo. Hay jóvenes llevando la compra a los abuelos o sacando a pasear a sus canes, para que ellos no se arriesguen; maestros de yoga , guías o terapeutas ofrecen servicios especializados y gratuitos en línea, como Alicia Coppel, de Kaliop; Xuan Lan, maestra de yoga; Nadir Chacín, profesora de meditación y «mindfulness», o Mar del Cerro, de Medita Podcast; cocineros diseñan recetas específicamente para quien las pida o con lo que tienen en casa, como Mónica Escudero, Nandu Jubany, los hermanos Torres y hasta Ferran Adrià.
Contagiados de la generosidad de la gente común y corriente, escritores, chefs, editoriales, cantantes, no quisieron quedarse atrás. La editorial nacida en esta ciudad, Blackie Books , desde que anunció en sus redes sociales que el pianista y escritor James Rhodes, y ellos, ofrecen en su web la descarga gratuita del libro más vendido del inglés, Instrumental, no han dejado de compartir contenidos. Así también ha hecho Páginas de Espuma, que regaló un compendio de relatos sobre confinamiento.
La cantante de Palafrugell Silvia Pérez Cruz , que vive en Barcelona, ofreció un concierto en vivo, desde la sala de su casa, como aquel que dio Alejandro Sanz, tras la suspensión de su gira. Love of Lesbian no ha parado de generar contenidos para sus seguidores. Marcus Kleanshot y Janet Taylor han hecho varios directos desde la sala de su casa. El CCCB compartió en sus redes el «streaming» de la charla que Alessandro Baricco y Jorge Carrión sostendrían en vivo en el museo, así como la de Stefano Mancuso. La librería del Poblenou Nollegiu también ha decidido continuar con sus actividades en línea, además de leer un cuento cada día a través de su cuenta de Instagram. Por su parte, Sendak, la librería juvenil e infantil, retomó su canal de Telegram, en donde comparte cuentos leídos para los pequeños del hogar (https:// t.me/llibreriasendak).
Ada Parellada, cocinera del restaurante Semproniana , anunció en sus redes que ofrecía menús a mitad de precio para los trabajadores del sistema sanitario, con entrega en el hospital incluida, a seis euros. La panadería Cloudstreet, a media calle del Hospital Clinic, ofrece a todo el personal del nosocomio que lo necesite, café e infusiones gratis. Siguiendo la iniciativa de Chivuo's, varios restaurantes y cocineros de la ciudad han entregado alimentos gratuitos, con mensajes de aliento escritos en los empaques, en hospitales de la ciudad. César Cánovas, sumiller de Monvínic, ofreció un curso de introducción a los estilos de vino del mundo, a través de las redes de Wine is social. Abel Valverde, «maître» del restaurante Sant Celoni, ofreció formación gratuita de sala desde su cuenta de Instagram.
Infectados por el virus de la solidaridad, poetas ofrecen su poesía, para tranquilizar la mente; ilustradores ofrecen sus imágenes gratis, para que los niños las dibujen en estos días de reclusión (como Pedrita Parker o Dalmaus); libreros y editores recomiendan libros desde sus casas. La lista es interminable. Un aplauso a todos aquellos que en lugar de vaciar el supermercado nos llenan el corazón de esperanza.