Condenados a entenderse: la Síndica y el RACC piden un «pacto» entre ciclistas y conductores
«Ni viandantes ni conductores han tomado conciencia de la bicicleta como elemento habitual de la circulación», según un estudio
Una reconfiguración del espacio urbano para mejorar la seguridad de bicicletas y patinetes electricos en la ciudad. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio elaborado por el Mobility Institute RACC por encargo de la Síndicatura de Greuges de Barcelona, con la síndica Maria Assumpció Vilà al frente. «Sobre todo, nos encontramos elementos como terrazas de bares o jardineras que obstaculizan el paso o reducen la visibilidad», apunta Joan Domingo, técnico del RACC y responsable del proyecto, que pretende armonizar la convivencia entre los distintos tipos de transporte en una urbe como Barcelona.
Tal y como recoge el estudio, no respetar la prioridad de la bicicleta a la hora de hacer el giro por parte de los coches es el punto de conflicto más repetido entre los usuarios de la vía. También destacan el cruzar los semáforos en rojo o sin mirar por parte de los viandantes y no indicar maniobras con el brazo por parte de los ciclistas. La adjunta de la síndica, Natàlia Ferré, explica que una de las soluciones que se proponen es llevar a cabo una « campaña de educación y seguridad ciudadana » que permita una mejor convivencia entre los diferentes usuarios que ocupan la vía.
Según la percepción de los usuarios que participaron para elaborar el estudio, Barcelona es una ciudad segura y apta para la circulación en bicicleta , aunque sigue teniendo «importantes deficiencias», según el 26% de los encuestados. El 56% ha reconocido que en algún momento ha circulado por fuera de la vía indicada, se han saltado un semáforo o han circulado con exceso de velocidad.
En el documento se recogen la Avenida Meridiana , el intercambiador de La Segrera, la calle Gerona, esquina con Consejo de Ciento, y la calle Provenza, esquina con Paseo de Gracia, como los puntos más conflictivos de los diez analizados en el estudio.
Joan Domingo ha destacado que «ni los viandantes ni los conductores han tomado conciencia de la bicicleta como elemento habitual de la circulación», y que esto puede dar lugar a «situaciones potencialmente conflictivas». De alguna forma, apuntan los autores, los distintos modos de transportes están condenados a entenderse . «La idea del estudio no es criminalizar a los colectivos que hacen uso de la vía pública, sino elaborar un mapa de puntos conflictivos de la ciudad para ponerle solución», concluyó Natàlia Farré.
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