Xavier Marín - Tribuna abierta
Condenados a entenderse
«En estos momentos, en la Cámara que representa la soberanía nacional hay una mayoría abrumadora de diputados que provienen de fuerzas políticas de indudable fidelidad constitucional»
En estos momentos de tensión política ante los pactos para conformar gobiernos, central, autonómicos y locales, quiero afirmar algo que debiera ser obvio, pero que al parecer no lo es. O cierran ustedes de una vez por todas el intento de secesión de Cataluña, o seguirá siendo el problema principal que presida y condicione todas las campañas electorales y la acción política de este país, lastrando el desarrollo económico, político y social de España. Si desde el inicio de la democracia los protagonistas que contaminaban de cainismo político la convivencia de las instituciones españolas fueron los independentistas vascos, desde 2012 hasta hoy es el movimiento independentista catalán.
El origen del problema es el mismo y radica en la propia Constitución española, que por un lado alienta sin límites los derechos políticos que permiten constituir cualquier clase de partido político, protegiendo y subvencionando también a aquellos que llaman abiertamente a organizarse para conseguir la independencia de sus territorios, y por otra, cuando ganan las elecciones, les prohibe llevar a cabo esa promesa. Esa tremenda contradicción política hay que resolverla ya.
En estos momentos, en la Cámara que representa la soberanía nacional hay una mayoría abrumadora de diputados que provienen de fuerzas políticas de indudable fidelidad constitucional. La inclusión de un solo artículo en la Constitución, donde se prohiba explícitamente la legalización de partidos políticos que en sus fines alienten, promuevan o pretendan la separación de una parte del territorio nacional del resto de España, emulando el estilo del artículo 21 de la constitución de la República Federal Alemana, resolvería de un plumazo el problema que está lastrando nuestra convivencia.
Traigo aquí unas célebres frases que han servido de guía a muchos estadistas mundiales para la correcta toma de decisiones: «En la política, como en la guerra, el éxito depende de identificar correctamente al enemigo principal, y una vez detectado, unir todo lo susceptible de ser unido en contra del enemigo principal».
Tan sencillo y tan fácil como eso. Pero para llevar a cabo esa tarea hacen falta políticos con visión estratégica de largo alcance, con sentido de Estado, hacen falta estadistas. Señores Sánchez, Casado, Rivera y Abascal, si alguno de ustedes considera que forma parte de ese tipo de políticos, pónganse a trabajar y resuélvanlo de una vez por todas.
Xavier Marín es miembro de la directiva de Societat Civil Catalana