Crónicas pandémicas por...

Comisiones entre sumas y restas

«Pero esta crisis no ha alterado sólo mi día a día, sino que también ha golpeado de lleno mi pequeña empresa»

La hija de Parera, haciendo deberes ABC

Eva Parera

Mi confinamiento llegó unos días antes de que el Gobierno central decretase el estado de alarma. Las escuelas decidieron cerrar sus puertas y en el Ayuntamiento teníamos ya, desgraciadamente, algunos casos positivos de Covid-19 lo que hacía recomendable trabajar desde casa.

En mi piso de San Gervasio-Galvany vivimos mi hija de 6 años y yo, y cuando escribo estas líneas llevamos ya un mes y medio confinadas viviendo desde la distancia la enfermedad de seres queridos a los que no podemos acompañar.

Todos hemos tenido que readaptar nuestro día a día a la nueva realidad. Desde los más pequeños hasta nuestros mayores. Mi hija sólo puede ver a sus amigos a través de videollamadas, y mis padres están solos sin poder hacer sus comidas de fin de semana con sus hijos y sus nietas. En casa ya no diferenciamos el lunes del domingo. Las tareas de un cargo público en estos momentos no entienden de horario laboral, y la pantalla de mi ordenador se ha convertido en mi puerta al mundo. A través de ella hago todas mis reuniones con el equipo de gobierno y la oposición, con mi equipo, con entidades, militantes, periodistas, y con sectores afectados por la suspensión de actividades. Algunas de estas reuniones con la aparición improvisada de mi hija saludando a mis interlocutores.

El auténtico malabarismo es intentar compaginar el trabajo con la actividad escolar de mi hija y, como no, con jugar, jugar y jugar (con 6 años, esta actividad es irrenunciable). Por suerte, su padre vive prácticamente al lado y eso nos permite darnos un poco de apoyo con las tareas. No es fácil celebrar una comisión mientras corriges sumas y restas.

Pero esta crisis no ha alterado sólo mi día a día, sino que también ha golpeado de lleno mi pequeña empresa. Al igual que miles de autónomos y pymes, mi negocio no ha aguantado el cierre de la actividad económica y a mi socio y a mí se nos hace muy difícil seguir pagando las nóminas de nuestros trabajadores. Tenemos por delante un futuro incierto y no sabemos cuándo podremos reabrir las puertas o si podremos hacerlo.

Desde mi casa veo con preocupación cómo nuestros diferentes gobiernos no parecen ser realmente conscientes de la magnitud del problema, o simplemente no son suficientemente valientes para hacerle frente, pero desde mi pequeño portátil y con la gran capacidad de trabajo de nuestro equipo seguiremos trabajando encerrados en nuestras casas para ayudar a salir a todos de esta crisis sanitaria y económica lo antes posible.

Muchísima gente lo está pasando muy mal y no son momentos de egoísmos sino de mucha empatía.

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