Clubs y salas de conciertos se sienten estigmatizados por la Generalitat y tachan su cierre de «ineficaz»

La patronal del ocio nocturno recurrirá ante la Justicia los cierres acordados por la Generalitat

Primer concierto celebrado tras el confinamiento total, en mayo de 2020 Pep Dalmau

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En el punto de mira, una vez más. «Si hemos tenido cinco olas del virus a pesar de tener las salas cerradas, ¿por qué la sexta se centra en el cierre de un único sector y en la reducción de la cultura? Volvemos a ser los sospechosos habituales». Con estas palabras, mezcla de incredulidad, resignación y hastío, ha reaccionado la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña (ASACC) a la decisión de la Generalitat de recuperar el toque de queda, reducir aforos y echar el cierre, una vez más, al ocio nocturno.

Clubs y salas de conciertos vuelven a sentirse señalados en lo que consideran es una medida «totalmente ineficaz y onerosa» que, dicen, no conseguirá el objetivo que se propone. «El público usuario de las salas de conciertos y los clubes en horario nocturno no llega ni al 10% de la población total, por lo que el 90% de la población restante seguirá trabajando, cogiendo transportes públicos, y relacionándose entre ellos, a pesar de la reducción de aforos de estas actividades, así que el objetivo principal de disminución considerable de contactos no se alcanzará», reflexiona la ASACC en un comunicado en el que deplora un nuevo cierre que no se ha consensuado con un sector que apenas llevaba dos meses abierto tras más de año y medio de cierre forzoso.

Otra entidad del sector, la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm), ya ha anunciado que presentará alegaciones ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) con el objetivo de lograr la suspensión cautelar de las nuevas medidas, que consideran «injustificadas, ineficaces e incluso contraproducentes».

«La alternativa a los clubs y salas ya las hemos vivido en forma de grandes botellones sin control alguno y con un sesgo muy agresivo», recuerda la ASACC, que reclama «compensaciones» por lo que considera «un agravio y un daño patrimonial sin precedentes». «Esta limitación de las actividades musicales suponen un recorte que afecta a todo un ecosistema profesional formado por artistas, músicos, salas, técnicos, etc., que, una vez más, ven cómo únicamente son ellos los plenamente afectados por las restricciones», denuncia la entidad.

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