Chatarra

El independentismo catalán, sí, está dividido. Pero, ha sido capaz de consensuar -no sabemos si de forma implícita o explícita- la farsa que, a pesar de todo, protagonizan los unos y los otros. Se trata de ir echando gasolina a un procés -ahora están con la «represión» del Estado- en el cual nadie cree y que ya está listo para el desguace. Chatarra. Pero, hay que disimular y a ver si hay suerte y se consigue alguna tajada del embrollo montado.

Así, hay quien aparenta que no está dispuesto a ceder ante un Pedro Sánchez que ni ha liberado a los políticos presos, ni se ha preocupado por la vuelta a casa de los políticos fugados, ni ha sido suficientemente irresponsable para pactar un referéndum ilegal de autodeterminación en Cataluña. También hay quien alardea de que Cataluña abandonará el FLA para financiarse con crédito exterior. En fin, hay quienes se pavonean de lo que convenga e incluso existe un fugitivo que amenaza con volver para ser investido presidente legítimo de la Generalitat.

La realidad es otra: la Justicia sigue su camino, la Constitución está ahí, Cataluña no encuentra quien le dé crédito y será el Reino de España quien continuará financiándola, y el fugitivo seguirá tocando el piano en Bruselas. La joya más preciada de la farsa independentista de estos días -la farsa muta con una extraordinaria rapidez- es la supuesta posición de fuerza que mantiene en el Congreso de los Diputados frente a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Lo cierto es que el independentismo -por el momento- no da el apoyo a los PGE, porque cree que puede presionar a Pedro Sánchez y a ver si cae algo en el zurrón, o porque el «no» al Estado puede servir para que algunos políticos desahuciados marquen un perfil propio retardando así su inexorable camino que conduce a la jubilación y el olvido.

Pero, Pedro Sánchez -un resiliente de libro- puede sobrevivir perfectamente en medio de la chatarra de un procés que amenaza -Andalucía- con descabalgarle del poder que tanto ansía retener.