Cataluña arranca el curso escolar de la incertidumbre

Un millón y medio de alumnos se reencuentran con las aulas tras seis meses de parón por la pandemia en plena contienda sindical por la falta de recursos

Una trabajadora de la American School de Barcelona toma la temperatura a un alumno Efe

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Entre protestas, amenazas de insumisión y más incertidumbres que certezas. Así arranca hoy el nuevo curso escolar en Cataluña, un retorno a las aulas después de seis meses marcados por la pandemia y las críticas de una comunidad educativa en pie de guerra que exige más recursos para garantizar un retorno seguro.

Las clases se reanudan con muchos centros alejados de las ratios recomendadas (de 20 alumnos en Primaria y 30 en Secundaria) y, según los principales sindicatos educativos, sin los recursos necesarios (profesorado y presupuesto) para cumplir los mínimos establecidos por el protocolo bendecido por las consejerías de Educación y Salud. El escenario epidemiológico tampoco es el óptimo, según coinciden los expertos y reconocen las propias autoridades. La cifra de nuevos contagios lleva días superando el millar y la tasa de riesgo de rebrote, el indicador que marca el compás de la infección, se sitúa por encima de 170, siendo 100 la línea roja marcada por la OMS.

La pasada semana, a pocos días del inicio de este «atípico» curso en el que se reencontrarán con las aulas 1,5 millones de alumnos, 12.098 menos que en el curso anterior, la Generalitat despejó algunas incógnitas sobre la cifra de profesores que estarán en activo. Lejos de calmar los ánimos, la realidad apuntada por las autoridades educativas disparó la preocupación entre familias y sindicatos.

800 docentes de baja

El consejero de Educación, Josep Bargalló, confirmó que las clases arrancarán con menos docentes y un número de alumnos por encima de lo recomendado en tres de cada diez grupos burbuja. Cifró en 1.700 el personal vulnerable en los centros educativos, de los que 800 ya están de baja y otros 900 «tendrán algún tipo de adaptación o teletrabajo». El secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimón, empeoró aún más el escenario advirtiendo de que un millar de alumnos aterrizarán hoy a las aulas infectados.

La idea de mantener «grupos burbuja» reducidos y con la mínima rotación de profesorado para minimizar el riesgo de contagio, sobre la que pivota el plan el Govern, «colisiona frontalmente» , según denuncian los principales sindicatos de profesores, con la idea de mantener las actividades extraescolares, donde se mezclan varios grupos de alumnos.

«No tiene sentido que los alumnos estén preservados en grupos burbuja por la mañana y por la tarde se mezclen todos en Música», denuncian las centrales. El consejero echó balones fu-era al ser preguntado sobre la cuestión. Otro punto de fricción han sido las mascarillas. Cataluña se desmarcó en un principio del acuerdo alcanzado entre comunidades y Gobierno de hacerla obligatoria a partir de los seis años y fijó la obligatoriedad a los 12 años. A los seis, solo en aquellos casos en los que la realidad epidemiológica lo impusiera. Al final rectificó.

Medio millón de PCRs

Para tomar el pulso a la pandemia, la Generalitat prevé realizar 500.000 test PCR en un grupo de escuelas elegidas por las características del alumnado o la incidencia de la infección. Descarta, sin embargo, hacer tests masivos a profesores al no considerarlos un colectivo de riesgo.

Los sindicatos no tardaron en expresar, al unísono, su desacuerdo y, desde Salud Pública advirtieron al Govern de la necesidad de dar marcha atrás, por lo que la última consigna lanzada por Educación a los pocos días del inicio de curso es que la mascarilla sea obligatoria para todos los alumnos a partir de los seis pero solo durante las dos primeras semanas de curso.

Después, cada miércoles, se valorará su uso en estas edades según la evolución de la pandemia. CC.OO. lleva tiempo advirtiendo de que el plan diseñado por el Govern tiene más oscuros que claros y es del todo insuficiente. La central tiene claro que sin más profesores y recursos difícilmente se podrá garantizar la seguridad del alumnado. Sin cambios sustanciales en el plan ve «más que probable» que los centros cierren en unas semanas. Algunos colegios consultados por ABC comparten esta sensación. «Estamos preparados por si hay que volver a casa en unas semanas», indicaron portavoces de un centro del Ensanche barcelonés.

Familias insumisas

La falta de garantías en el retorno ha alentado la creación de una asociación de familias insumisas, la Agrupación de Familias para una Elección Educativa Segura, que ya agrupa a casi 4.000 familias. Sobre las posibles consecuencias derivadas del absentismo, su portavoz Sesa Cameán cree que «no llegará la sangre al río» porque «no se trata de abandono o desatención de nuestros hijos, sino de lo contrario».

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