Crónicas pandémicas

Los catalanes se suben a la bici

Ante la creciente demanda, el negocio de las tiendas de bicicletas en Barcelona ha tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias

Un ciclista en las calles de Barcelona INÉS BAUCELLS

Lupe Piñeiro

A medida que avanzan las semanas, los catalanes van regresando poco a poco a la normalidad, pero la vida en las calles no es exactamente la misma que preexistía a la pandemia. Y una de las grandes protagonistas del paulatino retorno a la vida social es la bicicleta . De todos tipos y colores, estos medios de transporte se han vuelto los principales aliados de la desescalada porque evitan el riesgo de contagio del virus que implica el transporte público y, además, son ideales para el clima primaveral.

Una de las primeras pruebas de que los catalanes por estos días optan por el ciclismo urbano reside en el aumento del Bicing, el sistema de bicicletas públicas de Barcelona, que ha incrementado su uso en casi un 70 por ciento en el último mes y medio (en comparación con las cifras previas al coronavirus ). Según datos del Ayuntamiento, más de 30.000 los barceloneses que apelan a este medio de transporte para andar por la ciudad.

«Fueron dos meses muy largos los de la cuarentena», dice a ABC Bruno Talavera García, propietario de Brun On Bikes, una tienda de reparación de bicicletas ubicada a pocos metros de la plaza de España. Sin embargo, apenas se inició la desescalada -y ante el temor de utilizar otros transportes como el metro-, la demanda de estos artículos se disparó. «Mejoró muchísimo el negocio, crecieron de repente los pedidos de reparación y la compra de bicis» , señala el empresario. Y añade que, en comparación con el mes de febrero -previo a la pandemia-, las ventas de bicicletas subieron un 60 por ciento y las consultas por reparación se incrementaron en un 80 por ciento.

Ante la creciente demanda , el negocio de las tiendas de bicicletas en Barcelona ha tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias. Por un lado, los tiempos de espera se han prolongado. «Antes hacíamos una reparación en dos o tres días mientras que ahora la lista de espera es enorme y tardamos dos semanas en hacerla», compara Talavera. Además, las jornadas se han extendido y en estos momentos se trabaja hasta muy tarde. De hecho, cuenta Talavera: «Se han vuelto mucho más largos los días laborales y muchas veces tenemos que quedarnos hasta la noche porque no damos abasto».

Entre los clientes que ingresan a las tiendas de bicis por estos días es muy frecuente la llegada de aquellos que han recibido una bici de regalo o la tenían en el trastero y ahora quieren iniciarse en su uso. Según relata el propietario de Brun On Bikes, «comienza a haber mucha demanda de gente que antes no usaba bicicletas o viene con una bici que le dieron y quiere repararla».

Pese a que los modelos eléctricos (cuyo precio suele superar los 500 euros) despiertan el interés de los catalanes, al parecer, todavía sigue ganando la pelea las bicicletas más simples (de un valor de entre 200 y 450 euros, según si es nueva o usada). «Las más clásicas son aún las más solicitadas», resume Talavera.

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