Antoni Fernández Teixidó - TRIBUNA ABIERTA

Cambio de paso

Siempre he pensado que el apaciguamiento intentado por Pedro Sánchez no comportaría réditos a la hora de frenar el separatismo más militante

Aunque parezca lo contrario, los recientes resultados electorales en Andalucía han sentado considerablemente bien a los independentistas catalanes. Nunca lo dirán públicamente, pero el notable giro a la derecha y la irrupción de VOX, son para ellos una buena noticia. Confiesan a sus bases que cuanta más confusión y contestación, mejor, y creen firmemente que una Junta de Andalucía en manos del PP, Cs, con el apoyo externo de VOX, ayudará a su causa. Durante años el PP y singularmente, el presidente Rajoy, fueron los cómodos enemigos a batir. La inflexión política que en Catalunya ha supuesto el nuevo gobierno del PSOE ha entorpecido los planes de los secesionistas, y necesitan acuciantemente que el espectro del nacionalismo español más duro vuelva a contraponerse a sus fantasías y dislates.

Siempre he pensado que el apaciguamiento intentado por Pedro Sánchez no comportaría réditos a la hora de frenar el separatismo más militante, y más temprano que tarde los socialistas se verían obligados a cambiar de guión. La primera cuestión resulta hoy evidente; la segunda, la contemplaremos en las próximas semanas. A estas alturas, Sánchez sabe que el campo de juego se le hace más pequeño cada día y se va imponiendo en Ferraz la idea de que el precio político a pagar en España por el apaciguamiento es excesivamente elevado. Lo han comprobado en Andalucía. Lamentablemente, el 21 de diciembre, con la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona, tendremos una prueba fehaciente de que el sector más radicalizado del secesionismo catalán no está por la labor de entenderse con ningún gobierno español. Con el actual estado de cosas, ni hoy, ni mañana.

Puigdemont y Torra necesitan la confrontación constante con las autoridades españolas por tres razones fundamentales: la primera, la pretendida internacionalización progresiva del conflicto; la segunda, espolear a los suyos prometiéndoles que, ni se rendirán, ni cederán en sus pretensiones; y la tercera, decisiva, porque saben que su supervivencia política y personal depende de la intensidad del choque con el gobierno de turno y de la crispación subsiguiente que los constantes desencuentros genera entre los independentistas.

La radicalización de sus bases es requisito imprescindible para la profundización y proyección del relato independentista, y el próximo giro de los enfrentamientos, verbales, la mayoría; físicos, unos pocos, es el combustible que permite progresar en las expectativas de una solución positiva que impulse su estrategia. Puigdemont, Torra y los más radicales, seguirán a lo suyo y ERC se moverá con la ambigüedad que le caracteriza. Sospecho que el PSOE cambiará de paso para tratar de enderezar el rumbo ante la ciudadanía española. Es cuestión de tiempo. Sospecho que Andalucía ha sido la casilla de salida.

ANTONI FERNÁNDEZ TEIXIDÓ ES PRESIDENTE DE LLIURES

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