Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Cajitas
El independentismo adopta una posición numantina. Se encoge y se acoraza. Como un caracol
La ironía de Pablo Echenique –el referéndum independentista es como “poner cajitas encima de mesas”- va cobrando, por así decirlo, realidad. Y no hablo solo del referéndum, sino de su credibilidad. Así, el referéndum es imposible por ilegal. Y, de “celebrarse”, acabará convertido en una especie de performance con cajitas. Que es ilegal lo acreditan la Constitución, el Estatuto, los Altos Tribunales, el Consejo de Garantías Estatutarias de la Generalitat, los letrados del Parlamento de Cataluña, la Comisión de Venecia y el Derecho Internacional. Ni legal, ni vinculante, ni efectivo, ni reconocido internacionalmente. Nada de nada. Performance con cajitas. Por lo demás, ¿qué credibilidad tiene un referéndum sin censo oficial, con urnas secretas, con voluntarios de la causa, con una campaña electoral y unos observadores internacionales de parte, con mesas electorales ad hoc y sin una Junta Electoral con garantías a la cual se pueda recurrir en caso de conflicto? Nada de nada. Cajitas.
Pese a ello, el independentismo insiste en el referéndum. ¿Qué otra cosa puede hacer? Solo una: no convocar el referéndum y volver a la senda constitucional. Pero, el independentismo es víctima –prisionero- de su autoritarismo, sus palabras, sus promesas, sus frustraciones, sus obsesiones, sus consignas, sus aversiones, sus fobias, su maniqueísmo, sus ficciones, su deslealtad institucional. Y, también, víctima y prisionero de un populismo, valga la redundancia, de bajo vuelo y escasa calidad democrática. El independentismo adopta una posición numantina. Se encoge y se acoraza. Como un caracol. Y confía en dos cosas. Primera: que los comunes pasen de la movilización a la participación en la ficción del referéndum para argüir que, incluso los no independentistas, los del “no”, participan en una consulta homologable y sin tacha. Segunda: que el día 1 de octubre la gente salga a la calle –haya o no referéndum o lo que sea- para provocar la reacción del Estado. Para eso sirven las cajitas encima de mesas.